dijous, 19 de juny del 2025

Entre flores y alturas: un paseo con mi jubileto por el Puerto de los Corrales

 



La intención de la salida de hoy era visitar otros dos pueblos bonitos de la zona norte de Burgos, Puentedey y Medina de Pomar. Decidimos que lo haríamos por carretera secundaria y subiendo un puerto de montaña, el de Los Corrales. Fue todo un acierto.


Los primeros pasos fueron de asombro. ¡Oh!, era como si la montaña hubiese decidido vestirse de gala para recibirnos.

La brisa nos traía aromas vivos. Las campanillas lilas se mecían suavemente, los ranúnculos abrían sus pequeños soles al cielo, y alguna mariposa, distraída, bailaba como saludándonos. 






Mi jubileto, con la mirada curiosa como siempre, no decía mucho, pero lo sentía igual que yo: emoción y paz.

La senda serpenteaba entre verdes intensos y mucha flor amarilla que era la predominante.






A cada paso, el ruido de los insectos, el zumbido de alguna abeja y un canto lejano de algún pájaro componían una sinfonía silvestre. Parábamos de vez en cuando, no por cansancio, sino por la necesidad de absorberlo todo: la inmensidad del paisaje, el silencio cargado de significado, la compañía mutua.



Mi jubileto me apretaba la mano de vez en cuando (¡cuanto me gusta que me la apriete!)

No hacía falta hablar. La montaña lo decía todo: lo pequeños que somos y, al mismo tiempo, lo inmensos que podemos llegar a sentirnos cuando nos fundimos con lo natural. Era una sensación de arraigo y libertad al mismo tiempo.

Llegamos a un claro donde el paisaje se abría. Desde allí, los campos se extendían hasta perderse en el horizonte y el cielo parecía más grande. Nos sentamos en una roca tibia por el sol y respiramos. El tiempo, por un momento, dejó de existir.



Esta imagen me encanta


Ese paseo entre flores silvestres por el Puerto de los Corrales no fue sólo una caminata.
 
Fue un encuentro profundo entre la tierra, el aire y nuestros propios corazones.
 Y sobre todo, fue nuestro. De Joseph y mío.













dimarts, 17 de juny del 2025

Escapada al Valle de Sedano: Tesoros escondidos por carreteras secundarias

 


Esta jornada decidimos perdernos —literal y figuradamente— por el Valle de Sedano, en la provincia de Burgos. Dejamos atrás las autopistas y nos adentramos por carreteras secundarias, esas que parecen olvidadas pero que esconden paisajes de postal y pueblos con alma, de los que nos gustan.


Debo hablaros de un viajero que nos acompañó casi toda la jornada: el río Rudrón.
Este río es uno de los afluentes más caudalosos del margen derecho del Ebro, y le cede sus aguas cerca del pueblo de Valdelateja.

Nace en el valle de Valdelucio en fuente Abar, circula encajonado por el valle hasta que se sumerge en las profundidades del karst para luego aparecer en una preciosa fuente.

El Rudrón es un río abundante, tanto en agua como en vida. La época de sequía estival no la nota porque ya se encarga el buen Pozo Azul -en Covanera- de darle agua fría y cristalina permanentemente.



La nacional 623 tira y tira desde Burgos mientras atravesamos lugares como Tubilla del Agua, San Felices de Rudrón, Covanera, Valdelateja o Escalada antes de llegar al desvío donde terminaría nuestra escapada de hoy: Orbaneja del Castillo.


Preciosa iglesia románica de Santa María en Tubilla

Portada de la iglesia de Santa María


Primera parada: Tubilla del Agua


Este pequeño pueblo es un remanso de paz. El sonido del agua que da nombre al lugar nos acompañó mientras recorríamos sus calles y admirábamos el puente medieval. La ruta de las cascadas de la Horadada es un paseo imprescindible si te gusta la naturaleza en estado puro.

Joseph pudo hacerlo, yo esperé sentada en la plaza frente a la Preciosa Iglesia románica de Santa María donde se puede dejar el coche.
Es una lástima que no pueda daros mis impresiones de esas rutas de cascadas que abundan tanto en la provincia de Burgos. Como sé que la mayoría de bloggers les gusta mucho el senderismo dejo enlace aquí


Iglesia Parroquial de Santa María de Covanera


Covanera: la sorpresa del camino



Apenas un puñado de casas rodeadas de verde, pero con ese encanto castellano tan auténtico. Nos tomamos un respiro aquí, donde parece que el tiempo se ha detenido.

A corta distancia y bastante bien indicado se encuentra la cavidad y manantial subacuática más larga de España que desde 1964 ha dado lugar a numerosas inmersiones e investigaciones de los más famosos buzos-espeleólogos europeos; es el Pozo Azul.

Pozo Azul   @turismoburgos



Puede dejarse el coche en el pequeño parking habilitado al efecto, en la ribera del río Rudrón, donde vierte las aguas el anteriormente citado manantial y apenas unos trecientos metros que discurren por una pequeña senda rodeada de vegetación y de formaciones calizas, se llega al paraje del Pozo con sus aguas de un azul turquesa intenso.


Iglesia de Escalada

Escalada: piedra y paisaje


Este pueblo, asentado entre farallones de roca caliza, nos sorprendió con su imponente paisaje. Un lugar perfecto para los amantes de la escalada (como su nombre indica), pero también para pasear entre sus casas tradicionales y dejarse llevar por la tranquilidad.




Orbaneja del Castillo

Pozas de aguas cristalinas

En las rocas se ve silueta de África y dos camellos besándose

Orbaneja del Castillo


Orbaneja del Castillo: el broche de oro


Sin duda es la joya del valle. Llegar a Orbaneja por carretera secundaria es todo un regalo: curvas suaves, campos infinitos y de repente… la cascada que divide el pueblo en dos. Sus casas colgadas sobre la roca, las callejuelas empedradas y el murmullo constante del agua crean una atmósfera mágica. No extraña que sea uno de los pueblos más fotografiados de Burgos.




Sedano, el pueblo que enamoró a Miguel Delibes

Ya de regreso me indicaron que fuéramos a visitar el Centro de Interpretación del Valle de Sedano.


Cuando llegamos a Sedano nos sorprendió ver un edificio moderno a los pies de una iglesia del S.XVI. Toda la información la dejo en este enlace porque nosotros llegamos tarde a la visita.




Un paisano del lugar muy amable nos comentó cómo es este Centro de Interpretación.

"En su interior se encuentran excelentes fotografías y una proyección geológica de los ricos ecosistemas y los caminos del agua. Hay un rincón dedicado a los dólmenes y, también, al patrimonio arquitectónico del pueblo (Iglesia de Moradillo). Por si todo esto fuera poco hay un espacio dedicado a la literatura: Miguel Delibes"

Miguel Delibes, uno de los grandes novelistas del siglo XX, encontró en Sedano un refugio emocional y creativo. Su relación con este rincón del Valle de Sedano empezó a través de su esposa, Ángeles de Castro, cuya familia veraneaba en la zona. El joven Delibes recorría los caminos hasta Sedano en bicicleta, un viaje que marcaría el inicio de su relación tanto con ella como con el paisaje que más tarde influiría en sus novelas.



No sé si algún día volveremos al Valle de Sedano, quizás sí porque a veces los caminos menos transitados conducen a los destinos más recordables.

Aquí Don Miguel Delibes esperando






dijous, 12 de juny del 2025

UNA JORNADA DE PANCORBO A SANTA GADEA DEL CID

 




El día presentaba un cielo despejado y la temperatura inusualmente alta; finales de mayo de una primavera muy lluviosa.

Nuestra escapada a rincones rurales de tierras burgalesas que nos faltaban por conocer, empezó cruzando la Puerta de Castilla que desde siempre se ha llamado al Desfiladero de Pancorbo.

El desfiladero de Pancorbo es un lugar de paso y cruce de caminos desde tiempos muy antiguos ya que es el camino natural entre Euskadi y la comunidad autónoma de Castilla y León.

Este desfiladero ha sido labrado por el río Oroncillo en los montes Obarenes. Y desde siempre lo cruzaron peregrinos, bárbaros, tropas carlistas, tropas napoleónicas, camioneros y miles de coches viajeros como nosotros.

En la entrada norte del desfiladero hay la Ermita de Nuestra Señora del Camino que es un punto hermoso y especialmente significativo para muchos camioneros que atravesaban esta ruta y le tenían devoción.



La parte occidental de la ermita está tallada directamente en la roca del desfiladero, lo que le da un carácter rústico y único


A pocos metros de la ermita, sobre un estrecho saliente rocoso, se alza un pequeño campanil con un remate triangular, visible desde la distancia. Es el vigilante del paso porque se ve perfectamente desde la carretera.



EL PUEBLO DE PANCORBO


Habíamos pasado por el desfiladero de Pancorbo en muchísimas ocasiones, pero sin parar nunca para visitar el pueblo y la verdad es que nos sorprendió para bien.

El pueblo tiene un hermoso casco antiguo, con casas blasonadas que recuerdan su pasado como punto de parada de comerciantes y peregrinos.

Pancorbo albergó dos importantes fortalezas: el castillo de Santa Marta, de origen medieval, y la fortaleza de Santa Engracia (s XVIII) Estos fuertes, que defendieron el paso durante conflictos como la Guerra de la Independencia, son recordatorios de la importancia militar de la villa.

Dentro del pueblo se encuentran las típicas casas de montaña, construidas en piedra con un estilo robusto.

Los restos del castillo y la fortaleza, las iglesias de Santiago y de San Nicolás, las ermitas de Nuestra Señora del Camino, de Santo Cristo de Barrio y de San Mamés, son las joyas monumentales que muestran orgullosos los pancorbinos.

Tenéis mucha información aquí





SEGUIMOS BUSCANDO HUELLAS DEL MEDIEVO: SANTA GADEA DEL CID


Situada en las antiguas calzadas (romana y medieval) que unían Castilla con la cornisa Cantábrica encontramos Santa Gadea del Cid que respira medievo en sus calles estrechas, en su plaza porticada, en las hermosas casas de piedra con fachada de entramado de madera que conservan ladrillo y adobe (nos llamó mucho la atención que se conservara el adobe)










Todo esto con el Castillo del s XV, muy bien reconstruido que, desde su ubicación, se encuentran las mejores vistas del pueblo, si bien no se puede acceder a su interior puesto que está cerrado.



Lo mejor es que exploréis sus calles con tranquilidad, con el paso ilusionado y os dejéis sorprender por este hermoso pueblo.

Tenéis mucha información aquí



A escasos kilómetros encontramos una ermita románica dedicada a Nuestra Señora de las Eras, un tesoro de los que nos gusta encontrar. A pesar de su sencillez es una ermita muy bella y el entorno que está muy bien cuidado, hace del lugar un sitio realmente hermoso.

Ermita Nuestra Señora de las Eras




En el camino de regreso, al final de la jornada, nos arriesgamos a circular por la CL 625 y acercarnos a las HOCES DEL SOBRÓN.




Estas hoces son una sucesión de gargantas que, con paredes que superan los 200m de altura, corta el río Ebro en los Montes Obarenes.

Allí encontramos el Embalse de Sobrón, rodeado de una zona de naturaleza salvaje que no ha sufrido cambios en su paisaje desde que se embalsó el Ebro.

Embalse de Sobrón


dilluns, 9 de juny del 2025

SAN VICENTE DE LA SONSIERRA, UN PUEBLO QUE SE DEBE VISITAR

 




La zona que se conoce como La Sonsierra limitada por la Sierra de Toloño y el río Ebro, es un enclave histórico y geográfico de La Rioja Alta con rincones muy bonitos.

Uno de estos rincones es San Vicente de la Sonsierra que es el único pueblo que lleva el apellido de la zona.

Habíamos visitado Briones y pernoctábamos allí. San Vicente queda muy cercano (a 4 kms), y por recomendación de nuestra amiga Gema decidimos dedicarle toda una tarde.

De entre todos sus monumentos el primero que invita a entrar es el puente medieval que fue construido de manera estratégica para resguardar el paso del Ebro entre la frontera entre los reinos de Navarra y de Castilla.


Puente medieval sobre el Ebro

Puente medieval sobre el Ebro


Hay que acercarse al puente para hacer las fotos desde un lateral y si además lo admiras junto al castillo de fondo, las imágenes quedarán mejor.

Ermita de San Roque  (delante es buen sitio para aparcar)

Ermita de San Roque


Para conocer toda la villa por cuenta propia se ha creado una ruta QR para móvil con textos leídos en castellano e inglés.

Esta ruta arranca en los soportales del Ayuntamiento, dentro de la Plaza Mayor, desciende por la calle Mayor hacia Carnicerías y pasa a la antigua fortaleza a través de la Puerta de la Primicia.

Estos QR se encuentran en carteles marrones que informan sobre arte y patrimonio; si los carteles son granates los datos van de paisaje y vino.

No utilizamos la guía de los códigos, porque teníamos poquito tiempo y vamos lentos.



En la Plaza Mayor de forma casi cuadrada, encontramos, como no, el edificio del Ayuntamiento construido en el s. XVIII que descansa en unos soportales de piedra. A su izquierda el Palacio de Los Gil Aguiriano (s.XVIII) y en el centro una fuente con unos cisnes muy feos.

Se puede aparcar al lado de la Plaza Mayor delante de la Ermita de San Roque y al lado de la Oficina de Turismo.

Ayuntamiento



Plaza Mayor


Hay que decir que el acceso a la zona histórica en coche está complicado porque la ruta transcurre por calles muy estrechas.

Subida al Castillo

Subida al Castillo


Con la subida al Castillo ocurre lo mismo, pero merece la pena llegar hasta el mirador andando porque contemplas toda la vega del Ebro, campos interminables de viñedos, pueblos en lo alto de colinas con sus campanarios asomando al cielo.

Vega del río Ebro



Iglesia parroquial de Santa María


Antes de llegar al Castillo se pasa por la iglesia parroquial de Santa María.

Fue construida en el siglo XVI, (de estilo gótico) en lo que anteriormente era el patio de armas del castillo y forma parte del recinto amurallado de la villa.


Castillo de San Vicente 


Luego está el Castillo de San Vicente que pertenecía al reino de Navarra y se dice que mantenía distancia con el Castillo de Davalillo, que pertenecía a Castilla y que se alzaba frente a él al otro lado del río. En el recinto superior encontramos dos torres.

Por un lado, la Torre del Reloj, que data del siglo XVII y que debe su nombre a la instalación de un reloj enorme con una campana que permitía la comunicación con todos los habitantes.

Por otro lado, la Torre Mayor, que se concibió como una torre vigía y que actualmente es uno de los mejores miradores de la villa.





Durante el descenso nos acercamos hasta el barrio de las antiguas bodegas, en las laderas del cerro del castillo.

Es un lugar repleto de cuevas aireadas gracias a chimeneas de curioso nombre, las tuferas, pues desalojaban los gases tóxicos de la fermentación.

Al terminar la agradable visita pensé cómo sería en época de vendimia cuando el ambiente se llena del aroma a mosto recién prensado y a vino en plena fermentación.

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