El
Parque Bastejkalns es
la entrada a la ciudad vieja, un parque romántico lleno de plantas
con flores, con un pequeño canal, lugar perfecto para tomar el sol y
relajarse. Nosotros pasamos una tarde otoñal muy agradable
.
En
mitad del parque nos topamos con el Monumento
a la Libertad,
símbolo de la
libertad, independencia y soberanía de Letonia. Fue construido en
1935 en honor a los soldados que murieron en la guerra de
independencia de Letonia, sufragado por los habitantes de Riga y
levantado en el lugar que ocupaba una estatua de Pedro el Grande.
Sobrevivió a las cuatro décadas de dominio soviético.
El
monumento está coronado con la figura de una mujer que representa la
libertad. Ella sostiene en sus manos extendidas tres estrellas y
simboliza la unidad del país.
Nos
contaron que circulaba un chiste muy popular durante la época
soviética decía que la estatua era en realidad un agente de una
empresa de viajes porque depositar flores a su pedestal garantizaba
un viaje gratuito a Siberia.
A
sus pies, a menudo podemos encontrar flores rojas y blancas, los
colores de la bandera de Letonia.
La
plaza a su alrededor sigue manteniendo su importancia simbólica y al
mismo tiempo es el lugar popular para encuentros de la gente joven.