Pintura al óleo de Antonio Reverte |
Barcelona
es una ciudad moderna, cosmopolita, especial, acogedora y
multicultural que os espera con los brazos abiertos.
Podemos empezar la jornada en el Café
Zurich, porque es un preámbulo perfecto al
paseo por las míticas Ramblas de Barcelona.
Foto de Asier |
El Café Zurich
hace las veces de centro del centro, es un punto de encuentro
obligado. Es un café clásico de toda la vida, lo reformaron hace
pocos años, pero sigue conservando todo su sabor. Es el sitio ideal
para ver y dejarse ver, y, a un lado de la Plaza de Cataluña.
Si decidiéramos sentarnos en una de
las mesas de su terraza, disfrutaríamos en primera fila de un
curioso desfile de personas de todas las alturas, anchuras y
colores.
Las Ramblas
se inician en la Plaza
Cataluña y terminan junto
al monumento de Colón en la parte antigua de la ciudad.
Son 2 kilómetros de paseo entre
distintas ofertas extraordinarias y cientos de visitantes de todo el
mundo.
Podéis visitar los mercadillos que se
encuentran cercanos al puerto y asombraros ante la gracia de
dibujantes y pintores que retratan los millones de estímulos que
aporta el lugar.
Nuestro paseo nos llevará a conocer
edificios de enorme simbolismo como el Palacio
de la Virreina,
el mercado de La Boquería y
el Teatro del Liceo.
Cruzaremos el primer tramo de Las
Ramblas, llamado de Canaletas,
por el nombre de la fuente de hierro colado del siglo XIX que hay en
el comienzo.
Según el dicho "el que bebe de
esta fuente vuelve siempre a Barcelona".
Es un lugar de encuentro de hinchas de
Barcelona FC cuando celebran los triunfos de su equipo. También,
diariamente, es un lugar de tertulias al aire libre.
Allí nos encontramos con singulares
puestos de periódicos y revistas, de terrazas para tomar café,
comercios emblemáticos, tiendas de recuerdos y cientos de artistas,
entre malabaristas, mimos y músicos callejeros.
Seguíremos por la Rambla
de los Estudios ( nombre
dado por el antiguo edificio de la Universidad, construido a mediados
del siglo XV) para llegar a mi primer destino: la
iglesia de Belén.
Esta iglesia forma un estrechamiento
pintoresco de la calle que recuerda los orígenes de ésta que fue
un torrente en sus inicios.
La fachada principal que da a la calle
del Carmen forma un bonito telón de fondo de la Rambla de las
Flores.
Delante y haciendo esquina a la
calle Puertaferrisa, hay un
gran caserón, el Palacio
Moyá.
Este tramo llamado Rambla
de las Flores es quizá la
quinta esencia de la ciudad.
Su belleza cambiante es propia de
todas las estaciones del año.
Durante el siglo XIX era el único
lugar de Barcelona donde se vendían flores y cada parada tenía su
propia tertulia. Entre las floristas, célebres por su belleza, el
pintor Ramón Casas encontró su mejor modelo que más tarde
convertiría en su esposa.
En este punto del recorrido llegamos a
uno de los lugares más visitados por viajeros y turistas: el mercado
de Sant Josep o de la
Boquería.
Recorrer este mercado es un verdadero
placer para los sentidos porque una multitud de olores, colores,
sensaciones se abren a tu paso, entre el bullicioso ir y venir de la
gente.
Pasearemos, admiraremos,
preguntaremos, compraremos, fotografiaremos, observaremos ...
interiorizando cada una de las cosas que tenemos delante.
Al salir seguimos bajando por la
Rambla llamada de los
Capuchinos en este lugar. Un
trozo
de su pavimento fue decorado por Joan Miró y es la parte donde se
sitúan importantes atractivos turísticos como el Gran
Teatro del Liceo,
la
calle Unión donde
comienza el Barrio del Raval, el Palacio Güell, el
Café Ópera,
el acceso a la Plaza Sant Jaume, el acceso a la Plaza Real y la
fuente de hierro de las Tres Gracias.
Foto Wikipedia |
El último tramo es la Rambla
de Santa Mónica,
zona donde se concentran la mayor parte de bares y restaurantes hasta
llegar al Monumento
de Colón
que conecta con la zona del antiguo puerto.
¿Nos vamos a “ramblear” ?