dilluns, 24 d’abril del 2017

PUERTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE




Al empezar a escribir esta entrada he recordado mis años de juventud cuando seguía las andanzas del Dúo Dinámico. Recuerdo que vi varias veces la película “Escala en Tenerife”, rodada en el Puerto de Santa Cruz. Sus canciones “Perdóname” y “Eres tú”, que yo escuchaba tanto, me traían embobada. Entonces, que aún no había experimentado el gusto por viajar, mi mayor deseo era poder algún día visitar ese lugar simplemente porque habían estado mis ídolos de adolescencia.


Las Islas Canarias siempre han estado ahí cerca y, simplemente por eso, yo postergaba la visita. De pronto me encontré con un regalo de aniversario de una estancia de ocho días en un hotel de Puerto de la Cruz. Con ilusión preparamos la maleta de jubilados.


Siempre supe que este municipio costero tenía gran tradición hotelera porque su agradable clima lo convirtió en el primer centro turístico de Canarias; lo que me encontré después sobrepasó mis expectativas. Lo que sí teníamos claro que no pisaríamos ninguno de los tópicos que lo envuelven; no visitaríamos parque temático alguno, no nos tumbaríamos en sus playas de arena negra y no contrataríamos las excursiones que ofrecen las agencias a los turistas. Lo mejor sería descubrir los tesoros que estaban allí desde tiempos muy remotos, patear, ir en transporte público, taxi o alquilando un coche a nuestro aire.


Puerto de Santa Cruz fue nuestro campamento base para explorar el resto de la isla. Cada tarde al volver de nuestra ruta paseábamos hasta el puerto pesquero, adonde arriban temprano las barquitas con el pescado fresco. El olor inconfundible a agua salada, las redes en el amarradero, la llegada de las barcas y todo el entorno lo convierte en un sitio muy atractivo.


Allí, altiva y elegante está la Gangochera de bronce, estatua a manera de homenaje y recuerdo a las vendedoras de pescado, mujeres que representaron la dignidad de un pueblo que antes de la llegada del turismo, basó parte de su economía en los trabajos dependientes de la mar.El escultor supo plasmar el simpático contoneo de sus figuras con las cestas de pescado en la cabeza, anunciando la llegada de los regalos del mar para venderlos.


Muy cerca del puerto se encuentra la plaza del Charco que tiene mucha animación independientemente de la hora que sea y la plaza de la Antigua también con una ubicación muy buena. Callejear, descansar, tomarte un mojito, saborear el ambiente...


Después de cenar paseábamos por el paseo San Telmo hasta la ermita de dicho santo patrón de los marineros, ubicada junto al mar. Dando este paseo se tiene el privilegio de ver romper las olas con el espectacular Lago Martiánez al fondo. Todo esto comporta una imagen muy hermosa.


Quien desee disfrutar del océano Atlántico con algo más de calma, puede escoger entre las piscinas Naturales de San Telmo , las playas de arena volcánica negra de Playa Jardín o el Complejo de Piscinas Lago Martiánez.con su inmensa piscina de agua salada mientras te tomas un refresco reposando en una tumbona.


La mayor parte de la gente llega a Puerto de la Cruz nada más a pasar el día para visitar el famoso Jardín Botánico o  el Loro Parque. Una experiencia entre loros, orcas, delfines y tigres, un día de diversión para muchas familias, pero nada atractiva para nosotros.


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