dimecres, 19 d’abril del 2017

RUTAS POR TENERIFE: DESDE PUERTO DE LA CRUZ A PUNTA DEL TENO



Desde Puerto de la Cruz donde teníamos nuestro “campamento base” decidimos recorrer una ruta por toda Isla Baja, una comarca repleta de pueblos que no han alterado sus costumbres canarias, como debe ser.


La primera parada fue en el Mirador de San Pedro, situado al borde de la carretera general. De allí parte el Sendero del Agua para los amantes de rutas sin gran esfuerzo físico. Se camina en ida y vuelta y recorre la escarpada costa de Los Realejos, entre palmeral y nacientes de agua.


A 23 km parada obligada en Icod de los Vinos que debe su nombre a la importancia que tuvo en el siglo XVI el cultivo de la vid. Con el permiso del resto, este lugar define, casi al cien por cien, la arquitectura canaria de casas bajas, con balcones y techos de madera y callejuelas empedradas. Todo el centro del pueblo es peatonal lo que facilita callejear por sus empinadas calles adaptadas a la pendiente de la montaña. Hay plazas rodeadas de edificios señoriales e iglesias construidas o reconstruidas entre el XVI y XVIII, tras la erupción del Teide.





La imagen más conocida y mundialmente famosa de Icod es su Drago Milenario, cuya edad los botánicos calculan de 800 a 1000 años. Mide 17 metros de alto y 20 de perímetro en la base. El peso de esta mole ronda las 150 toneladas sin contar las raíces. Dice la leyenda, que los dragones, al morir, se convertían en dragos.



Este fósil viviente es, con todo merecimiento, uno de los símbolos de las Islas Canarias.
Lo podemos ver y fotografiar desde la plaza San Andrés sin entrar al recinto y por supuesto sin pagar entrada.


Si tenéis tiempo de sobra hay una famosa cueva interesante para visitarla: La Cueva del Viento. Dicen que es el mayor tubo volcánico de Europa y que la visita es todo un descubrimiento, especialmente por el silencio y oscuridad que reina en sus profundidades.


Unos kilómetros más y llegamos a Garachico, un municipio anclado a la orilla del océano Atlántico. Tras la conquista de Tenerife se convirtió en el principal puerto pesquero y comercial de la isla hasta que la erupción volcánica del volcán Trevejo en 1706 sepultó gran parte del pueblo. Esta erupción creó, a su llegada al mar, unos charcos naturales que hoy en día, son atractivos turísticos.


Lo primero que vimos y fotografiamos fueron estas formas caprichosas del Caletón, muy apreciadas por los turistas que acuden sobre todo en verano.


Garachico resurgió de sus cenizas y actualmente nos enseña todo su encanto porque tiene una arquitectura irrepetible que puedes observar paseando por sus calles.


Siguiendo la TF 42 se llega a Buenavista del Norte, pueblo que hace honor a su nombre . Desde allí puedes adentrarte al Parque Rural del Teno. El folleto turístico dice : “ Este maravilloso enclave te dejará sin aliento y en especial, la Punta de Teno. Si quieres sentir lo que sería estar en el fin del mundo, tienes que visitarlo. El paisaje es abrupto, lunar, mágico, de otro planeta. Hay un faro que marca el final del recorrido, y a sus pies se extiende una vista del sur de la Isla que no te puedes perder. Para llegar a este punto de la Isla, la carretera advierte al visitante de que pasa bajo su propia responsabilidad y a veces se cierra por desprendimientos “ Fuimos prudentes y no seguimos, cuestión de edad.


El paisaje casi virgen que se puede contemplar se ve salpicado de aldeas colgadas en el abismo, en lo alto de barrancos, como la bella Masca. El Mirador de Cherfe (en la carretera que llega desde Santiago del Teide) regala una estupenda panorámica del conjunto habitado.


Este lugar alejado de toda civilización posee un extraño exotismo y es cita de muchos senderistas que acuden a diario. Esta afluencia de visitantes ha permitido recuperar muchas tradiciones artesanales, se teje fibra vegetal para sombreros, se fabrican timples canarios que tanto le gustan a Joseph, y se venden a pie de calle. La carretera está llena de curvas, es muy estrecha y hay que ir con mucho cuidado.





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