dimecres, 13 de juny del 2018

LITUANIA. COLINA DE LAS CRUCES




Teníamos mucha curiosidad por conocer un lugar que algunos turistas califican como insólito, misterioso, inusual, extravagante y curioso … de esos sitios que llaman la atención porque nunca creerías que existen : una pequeña colina plagada de miles de cruces.




¿Cómo llegar ?

La mayoría de visitantes lo hacen llegando en autobús o en bus regular desde Siauliai, la cuarta ciudad más grande de Lituania que está muy bien comunicada con Vilnius.
Desde Siauliai hay que coger un bus que sale con regularidad y te lleva al lugar que queda a tan sólo 10 kilómetros.
Si vas en coche la distancia desde Vilnius es de unos 220 kilómetros y nos fue perfecto para hacer una parada más en el trayecto hasta Riga (capital de Letonia).
El acceso a la colina es libre, pero hay un centro de visitantes a la entrada por si quieres pedir información, comprar recuerdos o ir a los servicios.
Después caminas unos metros hasta el montículo donde se amontonan las cruces.





¿Qué te encuentras en ese lugar?

Una loma plagada de cruces, crucifijos y rosarios apelotonados donde puedes caminar por los pequeños senderos que permiten cruzarla longitudinalmente o transversalmente. Dicen que hay más de 100.000, pero es imposible contarlas, y la cifra crece cada día.
Las hay de hierro forjado muy trabajadas; sencillas, hechas con listones de madera; grabadas o sin ningún escrito. También hay mucha variedad en los tamaños, desde cruces de pocos centímetros hasta grandiosas cruces de varios metros de altura. Es un espectáculo que no sabes bien cómo definirlo.





¿Cómo llegaron a ese lugar ?

Hay una leyenda que dice que durante la Edad Media, hacia el siglo XV, ya aparecieron las primeras cruces católicas para homenajear a los ciudadanos de Siauliai que habían muerto ante los Caballeros Teutónicos. Pero la versión más extendida de su origen cuenta que los lituanos empezaron a colocarlas entre el 1831 y el 1863 cuando el Imperio Ruso colonizó esta zona del Báltico. De manera que la colina se convirtió en un símbolo de la opresión del invasor ruso y de nuevo se plantaron cruces.



Esta tradición quedó latente durante unos años, pero regresó con fuerza en el siglo XX con las grandes guerras y las ocupaciones nazis y soviéticas. Este lugar se convirtió en lugar de peregrinación religiosa, como símbolo de anhelo de libertad del pueblo lituano y también como ejemplo de resistencia contra el invasor.
El régimen stalinista intentó anularlo quemándolo varias veces, nivelando la colina y haciendo un vertedero, pero a los pocos días los lituanos volvían a colocar cruces en el mismo lugar.
Las cruces más antiguas que se encuentran datan del 1985, época de apertura política de Gorbachov donde esta manifestación fue consentida.




Es un lugar donde la religión, el misticismo y el sentimiento nacionalista de los lituanos se encuentran.




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