Nuestro recorrido por las Repúblicas Bálticas empezó aterrizando en Vilna, (Vilnius, capital de Lituania) donde estuvimos dos días visitando lo más importante de la ciudad para luego, en coche, seguir ruta.
Como siempre hacemos, comenzamos la visita paseando por el centro histórico. Es uno de los más antiguos de Europa y, como la ciudad es muy opaca, puede recorrerse a pie tranquilamente. Posee un impresionante conjunto de edificios renacentistas, góticos, barrocos y neoclásicos. Su trazado medieval, atravesado por el río Neris, está muy bien conservado y tiene un paisaje natural circundante que han cuidado mucho a lo largo de su historia.
Primer
día : LABAS RYTAS , Casco Antiguo (¡ Buenos días !),
Accedimos
por la Puerta
del Alba o
Puerta
de la Aurora,
uno de los antiguos accesos que tenía la ciudad fortificada del
siglo XVI y que
da inicio a la columna vertebral del casco antiguo que es, a su vez,
su zona más animada. Era una de las diez puertas que se abrían a
las murallas que circundaban la antigua Vilnius. Sobre
la puerta se encuentra la Capilla de María Bendecida, uno de los
lugares de peregrinación más importantes del Este de Europa,
venerada por igual por ortodoxos y católicos ; es una pintura a la
que se atribuyen milagros.
A
continuación, en esta misma calle que nos lleva a la Plaza del
Ayuntamiento, nos dimos cuenta que lo que no le falta a Vilnius son
iglesias: Ortodoxa del Espiritu Santo, Católica de Santa Teresa y la
de San Casamiro.
Hay
que saber que San Casimiro es el santo patrón de Polonia y de
Lituania.
Dicen
que Lituania
es la reserva espiritual a uno y otro lado del Báltico.
La
Plaza del Ayuntamiento sirvió
de mercado y ahora es centro de la vida pública. El edificio
municipal tiene un atrevido pórtico de diseño clásico que parece
un viejo templo griego, con su frontón triangular, sus frisos y sus
seis columnas.
Desde
allí pasamos a la calle
Pilies,
una de las más antiguas de la ciudad, ahora muy concurrida por
turistas, llena
de bares y restaurantes con terraza, gente tomando un café o una
cerveza y gente disfrutando del paisaje. Desde allí se divisa la
imagen del Castillo Superior y es un lugar fotogénico.
El
paseo resulta muy agradable, la ciudad está muy cuidada. Hacemos un
alto para visitar el conjunto que forman la
Universidad, el Palacio Presidencial y la Iglesia de San Juan.
El
conjunto universitario tiene unos 550 años y posee 13 patios y
numerosos edificios.Me gustó mucho la Librería
Littera
por su hermosa decoración de frescos que caricaturizan a profesores
y estudiantes. En el extremo sur del campus se alza la fachada y
campanario independiente de la Iglesia de San Juan; ésta es la
construcción más elevada del casco antiguo y tiene ascensor para
subir y contemplar las vistas.
La
lluvia hizo su aparición cuando llegábamos a la
Plaza de la Catedral.
La imagen que allí te encuentras es una de las más reproducidas en
folletos, postales y guías de viaje. En el extremo oeste se alza
majestuoso el Campanario
de la Catedral que
formaba parte de las fortificaciones medievales. Al lado la
Catedral
de moderno estilo clasicista francés. En el extremo este la estatua
del gran duque Gediminas y en el centro una baldosa con la
inscripción "stebuklas"
(milagro)
que según los lugareños si se dan tres vueltas en torno a ella, se
cumplen los deseos.
Damos
buena nota a nuestro primer contacto con la
cocina lituana
en un restaurante de la calle Stikliu, "El Lokys",
recomendable si no eres exigente.
Regresamos
a la Plaza de la Catedral para poder fotografiarla sin lluvia, con
ese color grisoso que da el suelo mojado y el cielo plomizo. Desde
allí subimos hasta los restos del Castillo que se alzaba en un
pequeño montículo y que dominaba la ciudad.
Lo
cierto es que lo único que queda de aquel castillo es la Torre
de Gediminas,
muy restaurada. Las vistas desde lo alto con toda la ciudad vieja a
nuestros pies son muy bonitas.
Hay
tantas iglesias que ver en esta capital que tendrías que dedicar
mucho tiempo a visitarlas, pero la llamada de Santa
Ana
no podíamos dejarla de lado por la fama de originalidad que tiene.
Dicen que es el templo más bonito de la ciudad; yo mejor diría el
que tiene el diseño más curioso y muy diferente al resto. Es de
rito católico, de finales del siglo XV y construido con 33 estilos
diferentes de ladrillo de arcilla roja y que parece fuera de lugar en
la barroca Vilnius. Como
curiosidad hay que decir que fue utilizada por los soldados de
Napoleón como barracón durante su marcha hacia Moscú.
De
regreso a nuestro alojamiento caminamos durante dos kilómetros por
una señorial avenida, Gedimio
Prospektas,
la más importante de Vilnius que recorre el corazón comercial y
termina en un puente que cruza el río Neris.
Segundo
día : LABA
DIENA !!!! (¡ Buenas tardes !),
Después
de todo el recorrido que hicimos el día anterior y los templos
monumentales que vimos, entendí el porqué Vilnius es conocida como
“la ciudad de la iglesias”. Pero Vilnius tiene otros espacios
interesantes que descubrir, por ejemplo el
barrio de Uzupis,
autodenominado República Independiente de Uzupis.
Su
nombre significa "más allá del río" y es un distrito
pequeño, fácil de recorrer a pie, y varias señales de "república"
se pueden ver cuando paseas por sus calles.
Después
de que Lituania se independizó de la URSS en 1991, los artistas que
habían sido sofocados bajo el régimen soviético aprovecharon los
alquileres de Uzupis y comenzaron a hacer del distrito su hogar. Se
estaba creando una comunidad de artistas con espíritu libre.
El
barrio fue rehabilitado y actualmente es uno de los lugares de más
agradable paseo.
El
suburbio se declaró independiente de Lituania en 1997. Una
declaración, desde luego, únicamente festiva que, sin embargo,
sigue celebrándose cada 1 de abril. Uzupis sigue siendo un lugar
frecuentado por artistas
El
acceso al barrio cuando te acercas viniendo del casco antiguo es un
puente lleno de candados que te mete en otra dimensión. Los cerrojos
que vimos colgados en otros puentes de Europa tienen aquí nombre
propio y están marcados por los enamorados que se juran amor eterno.
Pero
este puente era en realidad una frontera, aunque sin control de
pasaportes, para un "país" dentro de un país: la
peculiar, creativa y autoproclamada República de Uzupis.
Con
los años el
lugar ha mejorado hasta convertirse en un barrio de moda, donde
visitar lo último en galerías de arte.
El
segundo contacto con la gastronomía lituana lo tuvimos en "Belgai"
Un
amigo judío me dijo que Vilnius fue uno de los faros principales de
la cultura hebrea hasta que llegaron los nazis en julio de 1941 y
crearon dos guetos en los que vivían miles de personas privadas de
libertad. En setiembre de aquel año comenzaron los asesinatos junto
al lugar donde se encuentra la Iglesia de Santa Ana. Me acordé de
ello al visitarla. Actualmente apenas encontramos un cartel
conmemorativo en el lugar que estaba la antigua sinagoga, en la calle
Zydu. Más tarde nos dijeron que el memorial del Campo
de Trabajo HKP 562
se
encuentra alejado del centro y no lo visitamos. Donde sí estuvimos
es en la Sinagoga
Coral
(1903), el único templo que se conserva activo y que sobrevivió al
holocaustro y a los soviéticos.