dilluns, 3 de juny del 2019

ESLOVENIA LO TIENE TODO




Eslovenia es un país acogedor y asombroso, con el verde de la naturaleza como bandera porque más de la mitad del territorio está lleno de bosques, lagos, cumbres alpinas, cascadas, regiones vinícolas, cuevas y parques naturales protegidos en su mayoría.
Descubrimos también ciudades venecianas, pueblos medievales, playas, castillos y gente encantadora. 
Eslovenia lo tiene todo, incluso el amor (love) en su nombre.
Aunque parezca mentira, en Eslovenia es posible, en un día, almorzar a la sombra de los montes alpinos, comer en la capital al mediodía, pasear entre viñedos por la tarde y cenar después a orillas del mar en un ambiente mediterráneo.
Es un país pequeño con tan solo 20.273 km² de extensión. Para que os hagáis  una idea, más pequeño que Galicia.




Nuestro periplo por los países balcánicos había empezado en el norte de la península de Istria y fue allí donde descubrimos un trozo de este hermoso país llamado Eslovenia.

Habíamos entrado con nuestra furgo por la localidad italiana de Trieste y, nada más cruzar a territorio esloveno, compramos la viñeta de peaje que venden en las gasolineras, imprescindible para que no os multen Hay que pegarla en el cristal del coche.


En los 47 kilómetros de litoral que posee el país, todos los lugares compiten en  belleza de arquitectura gótica-veneciana. Y es que la influencia italiana es muy fuerte en este rincón del mapa.
El primer contacto con esta costa eslovena lo tuvimos en un bonito lugar que hacía presagiar lo que encontraríamos más adelante.
Paramos en Izola que tiene estrechas y sinuosas callejuelas e “indiscretas” casas adosadas que consiguen “aislar” en la cima la enorme Iglesia de San Mauro.
La siguiente localidad que visitamos fue Piran que, de los pocos pueblos costeros eslovenos, fue el que se llevó todos nuestros aplausos.
Nos encantó su pequeño centro histórico con mayoría de casas gótico-venecianas, sus playas cristalinas y el ambiente marinero que se respira. 
Y siguiendo la costa istria nos adentrarnos de lleno en Croacia.



La viñeta en el cristal de “Carmela”, mi furgo, nos recordaba que teníamos una cita pendiente con la amorosa Eslovenia. Esta cita la habíamos dejado para la vuelta.



Después de muchos días de recorrido por tierras balcánicas, llegó el momento de visitar Eslovenia, lo de su costa al inicio del viaje  fue un delicioso bocadito.

Y lo hicimos; esta vez directos de capital a capital; de Zagreb a     LJUBLIJANA.




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