dilluns, 3 de juny del 2019

LJUBLJANA, " DOBER DAN "



Siempre se ha dicho que las capitales de Europa guardan pocos secretos, pero Ljubljana es como una perla escondida. Para nosotros ¡un gran descubrimiento!
Es una ciudad pequeña, sólo tiene 300.000 habitantes. Es una ciudad romántica, su nombre viene de Luba que significa “amada” en lengua eslava. Es una ciudad cómoda para recorrerla a pie.
Viajando en coche se accede muy fácilmente al centro porque el tráfico denso brilla por su ausencia y puedes dejar el coche en algún parking cerca del centro.
Liubliana vive en torno al río y a sus cinco puentes: Tres puentes, el Puente de los Zapateros y el Puente de los Dragones. El río Ljubljanica es conocido por “el río del amor”. 




¿Qué nos dice su pasado histórico?

Esta vez no haré una pincelada  de la historia de la ciudad sino que contaré una leyenda que está muy presente en muchos lugares.

La leyenda cuenta que el fundador de la ciudad fue un príncipe griego llamado Jasón que junto a sus amigos los Argonautas, y, huyendo del rey Aetes, navegaron por el mar Negro.  Llegaron hasta el río Danubio y de allí pasaron al río Ljubljanica. Fue allí donde encontró un feroz dragón al que combatió y venció. Este dragón se ha convertido en el emblema de la ciudad.
Podemos encontrarlo en la Torre del Castillo y en su escudo de armas. También se puede ver en uno de los puentes del río, el de Los Dragones. También se dice que esos dragones mueven la cola cada vez que una virgen lo atraviesa.




¿Qué ver en Ljubljana?


Ojeando relatos de viajeros había leído que las partes más importantes de la ciudad pueden visitarse en un día haciendo el recorrido a pie. Pero nosotros, “un par de jubiletos” nos quedamos tres días.
Los propios eslovenos dicen que es una “pequeña ciudad con las facilidades de una gran metrópoli”. 
Hay quien afirma que Ljubljana es la “hija pequeña de París y Viena”.  A nosotros nos recordó a Barcelona, pero en pequeño.

Nuestro deambular cuando llegamos de visita a una ciudad, empieza siempre por el centro histórico (Strare Miastro). Definiendo el de esta ciudad diría que es un precioso laberinto de calles y plazas adoquinadas, rodeadas de edificios de tonos pastel, barrocos y art noveau. Curiosamente también mezcla elementos modernos, como el rascacielos Neboticnik (rascacielos en esloveno), de 70 metros de altura.




Primera jornada en el corazón de la ciudad

Empezamos en el corazón de la ciudad, la plaza Preseren. Allí encontramos varios de los monumentos de la ciudad: la estatua del poeta Frances Preseren, que da nombre a la plaza; el Triple Puente, la fachada de las Galerías Emporium y la Iglesia Barroca de la Anunciación. Es allí, también, donde se encuentra la oficina de turismo que es el punto de partida de los tours que recorren la ciudad.
Quedamos impresionados por el llamativo color rosado pastel de la Iglesia Franciscana de la Anunciación, tan propio de las construcciones barrocas y que tanto juego y colorido  dan a la ciudad. Construida en el s XVII,  lo más interesante de la visita es el monasterio del s XIII que se encuentra al lado; tiene una biblioteca con más de 70.000 libros. 






Todo el lugar está lleno de cafeterías y de música en directo que dan vida al casco antiguo.


Al otro lado de la plaza aparece la espectacular entrada al casco antiguo: el Puente Triple (Tromostovje). Este puente conecta el centro medieval con la zona más moderna, siendo una de las postales más típicas de la ciudad. Diseñado por el arquitecto Plecnik fue construido sobre un puente de madera más antiguo, pero de mucha importancia porque unía las tierras del noroeste de Europa con el sur.
Este puente como su nombre  indica, es en realidad tres puentes en uno. Dos de ellos son utilizados por los peatones y el del medio está destinado a los vehículos.


Desde este lugar nos acercamos al Mercado Central, que se encuentra repartido en tres espacios diferentes: la fruta y la verdura se venden a cielo abierto en la plaza Vodnik, bajo los soportales los carniceros y en la planta baja están las paradas de panes, quesos y mieles. Es el mejor lugar para tomar el pulso de la ciudad.
El edificio del mercado termina encontrándose con otro puente bonito y muy famoso: Puente del Dragón construido en 1901 con hierro y hormigón. Cuatro dragones de bronce vigilan las esquinas del puente.
Nos adentramos en el puente mirando para todos lados, era todo tan bonito que uno no sabía ni dónde mirar, nuestra Nikon temblaba. Vistas increíbles del rio y sus otros puentes, de la plaza Preseren por un lado y de la Plaza Municipal ó Trg Mestri con su fuente de los tres ríos al otro y con el castillo de telonero al fondo. Imagen que se quedaba marcada en la retina.





Pasamos tranquilamente a la Plaza Mestri, donde pudimos fotografiar el edificio del Ayuntamiento construido en 1718, de estilo gótico. Dicen que en su interior se puede visitar el vestíbulo con el escudo de armas de la ciudad y una antigua estatua de Hércules; nosotros no entramos. 
Y es en esta plaza donde te recibe la citada anteriormente Fuente de los Tres Ríos que representa a los tres ríos de Carniola: Ljubljanica, Sava y Krka, y en medio de la cual se levanta un obelisco de diez metros de alto.



En este espacio urbano se encuentra la Catedral de San Nicolás, reconocible por su cúpula de color verde y las dos torres gemelas que se levantan hasta el cielo.
Tras visitarla lo ideal es dejarse llevar e ir encontrando rincones bonitos de la ciudad. Callejeamos por las callejuelas y nos paramos delante de los escaparates de los muchos comercios que ofrecen objetos de diseño.
Y siguiendo el curso del río otro curioso puente en el que además de los ya típicos candados que dejan los enamorados, se encuentran varias figuras de hombres casi devorados y que representan a aquellos que, incumpliendo las normas, comieron carne en viernes santo.
La jornada había dado para mucho, mañana volveríamos porque estos lugares tan hermosos siempre están en postureo esperando a turistas que los contemplen.







Segunda jornada


Dominando  y protegiendo Liubliana, desde lo alto de la colina de Grad, se levanta el imponente Castillo de Ljubljana, visible casi desde cualquier punto de la ciudad.
Su origen data de principios del siglo XII (entre 1112 y 1125), aunque su construcción como baluarte es bastante anterior, aproximadamente de mediados del siglo IX. A partir del año 1335 el castillo de Ljubljana pasa a manos de la familia Habsburgo, y se emprende una considerable ampliación. En la actualidad sirve fundamentalmente como centro de exposiciones y museo.
Pero lo mejor del Castillo son sin duda las vistas que desde él se tienen del conjunto completo de la ciudad.

Para acceder a él, se puede hacer de varias formas: en coche, porque existe un parking en la explanada junto al castillo, andando unos 15-20 minutos a través de una empinada zona boscosa o en el funicular que sale junto a la plaza del mercado.
Horarios: Entre el 1 de Octubre y el 30 de Abril abre de 10:00 a 21:00, entre el 1 de Mayo y el 30 de Septiembre abre de 9:00 a 22:00.
Precios: 8 Euros para los adultos, 5 Euros para aquellos entre los 7 y los 12 años y estudiantes, 21 Euros para familias (dos adultos y al menos un niño).


Después de tanta piedra y tanta historia mis piernas de jubileta necesitaban un ratito de relax y disfrutar de la ciudad desde una perspectiva tranquila y reposada.  Así que nos subimos a uno de esos barcos que navegan por el cauce del río Ljubljanica.



Durante el trayecto pasamos por los famosos puentes (Tres puentes, el Puente Carnicero y el Puente de los Dragones) 
Finalmente por el Puente de los Zapateros, el menos conocido por los turistas, pero ubicado en una de las zonas más “modernas” de la ciudad, aquí el arte rezuma por las calles, en muchos casos movimientos alternativos que transforman en arte sus reivindicaciones.

La visita de la ciudad a través de su rio dura aproximadamente una hora, y el precio ronda los doce euros.

Mientras navegábamos percibimos el gran y variado ambiente que existe en las numerosas terrazas de la ciudad. Luego, al bajar, tuvimos tiempo de tomar una de sus famosas pivo (cerveza) antes de la cena.
De regreso al hotel volvimos a pasar por la plaza Prešeren y girando hacia la calle Miklošičeva admiramos la colorida fachada del edificio del Banco Cooperativo de Negocios (Zadružna gospodarska banka), otra joya del Art Nouveau.







Tercera jornada


A estas alturas de la visita a Ljubljana había que mirar arriba y decidir. ¿ Cielo amenazador de lluvia ?  Museos. ¿ Cielo despejado ? Parques,  jardines y compras que siempre nos gusta hacer.

Nuestros pasos se dirigieron al Parque Tivoli que está situado a las afueras del centro histórico. 
Con casi 5 kilómetros cuadrados de superficie,  es el más grande de la ciudad y se halla a las afueras del centro histórico. Creado en 1813 y reformado en el siglo XX, es un enorme enclave para pasear y disfrutar. Cuenta con jardines, estatuas, fuentes y un estanque, además del Castillo Tívoli, la Mansión Cekin con el Museo Nacional de Historia Contemporánea, y un jardín botánico.

De vuelta al centro histórico paseamos por las calles que están llenas  de tiendas pintorescas, tradicionales, mercadillos de antigüedades, artesanías, encajes,… 





Al día siguiente, rumbo al norte,  hacia la regió de l'Alta Carniola, junto al LAGO BLED, sólo pudimos susurrar:
Nasvidenje!, Ljubljana !


Este relato lo he hecho pensando en nuestro amigo esloveno Marko Beovič que lo recordamos con mucho cariño. Este encaje en forma de corazón lo compramos en Ljubljana y lo tengo colgado entre los recuerdos más queridos.







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