Si se quiere que las viñas estén preparadas para que den sus frutos hay que estar muy encima de ellas.
Ahora es verano, los días son más largos, el calor aprieta y las malas hierbas no paran de aparecer. Los viñedos, en esta estación calurosa, hay que trabajarlos para que estén a punto para la próxima cosecha.
Este año ha habido dos añadidos nuevos a tener en cuenta: el confinamiento por la Covid-19 y una primavera muy lluviosa.
¿Qué encontramos en esta “nueva normalidad”?
Cuando se ha podido tener la movilidad entre territorios después del confinamiento, el paisaje que encontramos era salvaje, salvaje. Parecía un concierto multitudinario, no de personas, si no de malas hierbas que con su altura tapaban las parras que luchaban con sus sarmientos buscando también su lugar.
Las parras, sin la visita de su dueño, han estado campando a su libre albedrío, como niños y niñas pequeñas que no tienen aún conciencia de lo que es mejor para ellas. Y las malas hierbas acompañándolas.
¿Cómo se pueden eliminar las malas hierbas en los cultivos?
En el sentido más amplio de la palabra, una mala hierba es la que germina sin haber sido sembrada en un terreno dedicado a un cultivo determinado, en nuestro caso, los viñedos.
En campos abandonados, en orillas de caminos, en terrenos no cultivados, estas hierbas tienen también sus momentos de gloria para lucir su ciclo vital.
Pero, no en Yermos de Olduba.
Eliminar las hierbas puede hacerse con herbicidas químicos (muy perjudiciales para el medio ambiente) o segándolas con desbrozadoras ( así se ha hecho en nuestro viñedo)
Esta labor ha durado dos semanas.
¿Qué hierbas malas encontramos ?
Este año las malas hierbas estaban por toda la superficie del cultivo, aunque las que más deben preocupar son las que están justo debajo de las cepas. Esas son las que pueden estorbar de forma más evidente el crecimiento de la viña. En las filas también es importante mantenerlas a raya.
En “Yermos de Olduba” se encuentran: grama, correhuela, hierba de pastor, collejas, ortigas, achicorias, hinojos, bledos ...
Labores importantes en el mes de julio
Después de un trabajo muy costoso quitando todas las hierbas que perjudican el crecimiento de las cepas, vemos que las uvas comienzan a engordar y para ayudarlas viene la labor del despunte, “esbordegar”, como dicen por estos lares.
Esta tarea consiste en recortar los sarmientos de la cepa de forma manual, utilizando los propios dedos.
La viña se despunta por varios motivos. El primero es para facilitar todos los trabajos, abriendo las calles y recortando de manera uniforme las cepas.
El segundo, y muy importante, detener el crecimiento de los sarmientos con más vigor para facilitar el crecimiento de los más atrasados y conseguir unos sarmientos y pulgares para el próximo año, más uniformes en cuanto a grosor y yemas.
Después, “asulfatar”, como dicen aquí en Olba, que consiste en echar azufre y cobre con el fin de evitar posibles enfermedades de la vid. Es el tratamiento tradicional, el de siempre, lejos de otros productos químicos.
Terminadas estas labores y hasta agosto, los días en los viñedos serán más relajados.
José Antonio ha hecho su parte, ahora el sol y “el canto de la cigarra”, se encargarán de que las uvas maduren.
(Apuntes en la “nueva normalidad” después del confinamiento)