Preparando
el viaje a Tenerife hicimos el propósito de visitar lugares que
estuvieran allí antes que todo lo demás, o sea antes que los
turistas. Ese lugar es sin duda el Parque
Rural de
Anaga.
Este
parque natural del macizo de Anaga ocupa una extensión cercana a las
14.500 hectáreas, en el extremo nord oriental de Tenerife.
Escogemos
una ruta sencilla que parte de Santa
Cruz
de Tenerife,
pasando por San
Cristóbal de
La
Laguna,
por la TF12 hacia el monte de Las Mercedes. Allí, en el Mirador
de
Jardina,
un balcón sobre la vega lagunera que sobresale entre brezales,
podemos hacer la primera de las fotografías.
Un
poco más adelante se alcanza el
Mirador de la Cruz del Carmen,
una romántica pérgola en pleno bosque
de Laurisilva.
La
niebla suele abrazar con frecuencia esta densa reliquia de bosque del
Terciario que es la laurisilva. Hay tabaibas, helechos y otras
especies de bosque húmedo que
se conservan favorecidos por el régimen de vientos alisios. Este
bosque que antaño cubría las costas del Mediterráneo ahora sólo
subsiste en Canarias,
En
la Cruz del Carmen se encuentra además, el centro de visitantes
donde se puede obtener amplia información de los senderos, rutas que
se pueden hacer y un Mirador donde poder disfrutar de las vistas en
una de las zonas con mayor biodiversidad de Europa.
Desde
allí parte El
Sendero de los Sentidos
que llega hasta el Mirador
del Llano de los Loros.
Este
sendero transcurre por un antiguo camino real e invita a disfrutar de
este enclave a través de los cinco sentidos. Hay
paneles con signos sensoriales (nariz, mano, ojo) que captan la
atención de los viajeros para que huelan, toquen o miren algún
elemento determinado del sendero ( Es adecuado para las rodillas de
“jubileta” )
La
longitud del recorrido es opcional, desde 340 m hasta 1.272 m . Es un
placer disfrutar de la aroma y la humedad de la laurisilva, de las
vistas desde el mirador del Llano de Los Loros, del sonido de las
hojas y del tacto de los troncos milenarios.
Seguimos
ruta y más adelante nos encontramos el punto más elevado de Anaga,
el Mirador
del Pico del
Inglés
donde las vistas también son espectaculares.
Nuestro
camino nos lleva hasta el Mirador
de El Bailadero
que ofrece otra panorámica muy fotogénica si hay suerte y la niebla
ha levantado. Allí, al fondo, reluce el blanco de unas casitas en
medio del verde fuerte de las montañas; es uno de los caseríos
diseminados en el interior del Parque: Taganana.
Lo
circundan playas vírgenes y rocas que afloran del mar a varios
metros de la costa con su peculiar aire misterioso.
Continuamos
por la costa hasta el Roque de las Bodegas para merendar en Benijo,
en un chiringuito frente a una cala de esa fina y brillante arena
negra.
Se
cierra el círculo regresando al túnel de El Bailadero, por la TF12
hasta San Andrés, playa de las Teresitas y Santa Cruz de Tenerife.
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