dimecres, 22 d’agost del 2018

BAYONNE, CAPITAL DEL PAYS BASQUE FRANÇAIS





A tres kilómetros del mar, a orillas del río Adour y su afluente Nive, nos encontramos Bayonne, capital económica y cultural del Pays Basque.
Su castillo antiguo amurallado, en el
barrio de Grand-Bayonne, se extiende alrededor de la catedral de Saint-Marie, gótica, del XIII, con torres como lanzas en los tejados.
Quizá un poco saturada de ver tantas catedrales en esta vida, me llamó más la atención el mercadillo de pinturas que hay fuera. Siempre recuerdo la plaza Le Tartre de París o la del Pino de mi Barcelona cuando visito mercados callejeros de arte.
Compramos una litografía de estilo naïf porque sentimos mucha empatía con los pintores.
En este barrio hay tiendas de alimentación con encanto, librerías, anticuarios y artesanos.
Hay que visitar también el mercado para fotografiar la explosión de color de los artículos que allí se exponen.
Bayonne es famosa por el jamón que lleva su nombre, pero a lo que de verdad huele esta ciudad es a chocolate. Precisamente es en primavera cuando se celebran las jornadas chocolateras y hay degustaciones de los maestros chocolateros en la puerta de las pastelerías.
Hay que dar una vuelta también por el barrio de la Petit-Bayonne, de calles estrechas, antiguas y llenas de bares y locales donde comer.









Siguiente jornada, en busca de ciudades marineras.


En el borde del océano y cerca de la frontera española, se llega a la ciudad de Saint-Jean-de-Luz, elegante urbe marinera que fue villa ballenera y de corsarios que dejaron su huella en las mansiones y ricos palacetes.
Actualmente es famosa por sus balnearios. Visitamos la iglesia donde el Rey Sol se casó con Marie-Thérèse en 1660 y la casa donde pasaron su noche de bodas. Lo mejor el paseo con los pies descalzos por la playa, no muy lejos del puerto.






A lo largo de la costa hay Guethary que es el pueblo más pequeño de esta costa vasca. También fue antaño puerto de caza de ballenas, atunes y sardinas. Ahora este chiquito puerto tiene espíritu festivo, siempre celebrando cosas. Puedes encontrar comidas festivas, fiestas de pelota, danzas vascas, bailes, incluso bodas en la calle; todo en el espacio entre ayuntamiento y frontón. Me enamoró este pequeño puerto bañado por el bravo océano con muchas barcas de colores en dique seco.





Se pasa por Bidart hasta llegar a Biarritz.

Biarritz tiene un entorno natural privilegiado. Ubicado en el Golfo de Vizcaya, entre el océano y la montaña, ofrece mucho sol, playa y actividades deportivas y culturales. Antiguamente fue centro turístico de la emperatriz Eugenia, y la ciudad atraía a todos los reyes de Europa. Actualmente se ha convertido en una meca para los surfistas. Nos acordamos de nuestro hijo Xavi, el surfista de la familia, que siempre busca la ola.
Estas grandes olas azotan el Rocher de la Vierge, peñasco rodeado por las aguas al que se accede por una pasarela metálica diseñada por Eiffel.
Por lo demás todo está lleno de hoteles carísimos. Tiene un famoso Casino lleno de ruletas, mesas de juego y máquinas tragaperras.



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