dilluns, 25 de març del 2019

SEVILLA. PLAZA ESPAÑA Y PARQUE DE MARÍA LUISA






El paseo en calesa es una manera que tienen muchos viajeros y turistas de trasladarse desde la Catedral al Parque de María Luisa, pero nosotros preferimos ir caminando para poder ver y fotografiar sin prisas todo el trayecto.
Lo que es cierto es que al llegar al Parque de María Luisa, después de tanto callejeo, te encuentras inmerso en un remanso de paz.
Sevilla tiene muchos jardines, pero este es el más famoso y lo donó la infanta María Luisa a la ciudad en 1893. Es grande, inmenso y resulta fácil perderse entre tanta isleta de verde oscuro.
Las glorietas están dedicadas a escritores como los hermanos Machado, Bécquer y Cervantes. Conserva pabellones que se edificaron para la Exposición Iberoamericana de 1929.
Uno de los lugares más románticos de este parque es la Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer. Está compuesta por las figuras de tres mujeres en mármol que  representan las tres etapas del amor: el amor ilusionado, el amor poseído y el amor perdido.


Tiene una extensión de 34 hectáreas, se visita de forma gratuita y está abierto hasta las diez de la noche





Un poco de historia del parque de María Luisa…

Un duque, el de Montpensier, y su esposa María Luisa Fernanda de Borbón, compran el Palacio de San Telmo y se instalan en Sevilla por allá el 1850.
Por cierto, el Palacio de San Telmo actualmente es la sede de la presidencia de la Junta de Andalucía.
Los duques compraron también dos fincas colindantes y decidieron acondicionarlas como jardines de palacio. El jardinero francés Lecoland diseñó estos jardines.
Años más tarde, en 1893, María Luisa, ya viuda, dona a la ciudad una importante parte de los jardines de San Telmo.

Este parque tiene una característica especial con respecto a otros, es asimétrico.
Esta asimetría no se debe en absoluto a un error del ingeniero francés  si no que él quiso inspirarse  en el bosque de Boulogne para llevar a cabo su encargo en Sevilla.
Este ingeniero fue el responsable también de la urbanización de la montaña de Montjuïc para la Exposición Internacional de Barcelona en 1929. Al proyectar este parque quería que fuera algo novedoso, pero que a su vez tuviera la esencia de la antigua Sevilla.







… y también de la Plaza de España



Entre tanto verdor, en la zona norte del parque, encuentras otro enclave que es seña de identidad de la Sevilla tradicional, la Plaza de España.


¿Sabías que los usuarios TripAdvisor  han calificado esta plaza como el monumento más espectacular de Europa y el segundo del mundo? Grande, grande, sí lo es, pero… depende de los gustos viajeros lo de los otros adjetivos.



La diseñó el arquitecto sevillano Aníbal González para la citada Exposición Iberoamericana de 1929 y el resultado que obtuvo fue un conjunto arquitectónico de proporciones muy grandes ya que tiene una superficie total de 50 000 metros cuadrados.
Toda la obra está construida en ladrillo visto y decorada con mármol, hierro forjado, artesonados, baluastres y cerámica. Los detalles de sus arcos, cornisas y capiteles le dan toque renacentista.
En las paredes de los brazos hay unos bancos de azulejos de colores que forman espacios alusivos a las provincias españolas puestos por orden alfabético. Los visitantes buscan esos bancos para hacerse la foto de rigor delante del banco de la provincia que desean.
Dentro de este conjunto semicircular que rodea la plaza hay un foso de agua que está salvado por varios puentes. Estos puentes representan los antiguos reinos de España.





Se puede pasear por este foso de agua en barcas alquiladas.


Dos altas torres se levantan en los extremos de la plaza dando equilibrio al conjunto. Estas torres se ven desde toda Sevilla.
Hay una galería porticada que separa el espacio abierto de la plaza con un impresionante artesonado. 
A la sombra de esta galería casi siempre hay algún grupo de espontáneos bailadores flamencos que recogen los aplausos y las monedas de los turistas que paran a fotografiarlos.








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