Monforte de Lemos es capital de la comarca Tierra de Lemos y de la Ribeira Sacra; es por esto que la elegimos como lugar ideal para pernoctar ya que su centralidad permite programar excursiones de una manera cómoda y ordenada.
¿Qué nos dice su pasado histórico?
Su nombre viene del latín “mons fortis” que significa “monte-forte”. Su origen se sitúa en el monte San Vicente que los romanos lo utilizaban como atalaya, pero hay textos que dicen que antes de su llegada fue habitada por los lemavos (habitantes de tierra fértil) una tribu celta.
Tras la marcha de los romanos este asentamiento lo ocuparon suevos y visigodos, y más tarde los musulmanes lo arrasaron todo al conquistar la ciudad.
En la época medieval los monjes de la Orden Benedictina se encargaron de repoblar la zona, dejando a su paso el legado románico que ha llegado hasta nuestros días.
Oficialmente la ciudad fue fundada el 10 de abril de 1104 por el conde Fruela Díaz, aunque el Monasterio de San Vicente ya se alzaba sobre las ruinas del antiguo castro celta.
Los monjes cedieron parte del terreno a los condes, quienes construyeron muy cerca el Castillo de San Vicente.
Durante los siglos XVI y XVII se vivió un período de gran esplendor y en la Guerra de Independencia, Monforte se convirtió en un enclave de gran importancia estratégica para la defensa de Galicia.
Actualmente ha sido nombrada capital de la Ribeira Sacra inaugurándose luego el Centro del Vino D.O. También es una de las etapas del Camino de Santiago. Todo esto ha hecho que crezca un turismo ligado a la región.
¿Qué ver en Monforte de Lemos?
La ciudad conserva en su casco urbano edificios y monumentos que nos hablan de la importancia, ya citada, que alcanzó en los siglos pasados. Su casco antiguo está declarado bien de interés cultural.
Prácticamente el rio Cabe pasa por el centro de Monforte y divide la ciudad en dos dejando unas zonas verdes muy transitadas por sus habitantes. Este paseo fluvial por la orilla del río fue lo primero que encontramos (hay zona de aparcamiento cerca).
La primera fotografía fue para los patos que posaban en postureo y, luego, entran y salen del agua tranquilos, acostumbrados a los paseantes.
Y muy cerca encontramos el Puente Viejo que vigila desde hace cientos de años este lugar. El puente es una verdadera belleza medieval con sus seis arcos semicirculares en los que se pueden ver aún marcas del cantero.
Paseando por este centro se encuentra un edificio llamado Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, llamado Los Escolapios por los monfortinos. Es un bonito edificio construido en estilo herreriano, llamado también El Escorial gallego. Me pareció una imitación en pequeño del Monasterio del Escorial de Madrid con algunos cambios en su fachada.
En la calle Cardenal se encuentra la mejor cafetería-restaurante: La Polar. Sirven unas
tapas tremendas y si lo que quieres es comer bien y pagar poco, tienen comedor
con carta amplia. (La carne roja es buenísima, así como
el bacalao a la parrilla o la merluza al horno)
Subimos a lo alto del monte San Vicente para comenzar la visita por la Fortaleza.
Del que fue conjunto monumental se conservan amplios trozos de muralla de los siglos XIII a XV, tres torres y tres puertas.
Esbelta y elegante nos encontramos luego con la Torre del Homenaje, construida en el s XII. La Torre se puede visitar, tiene cuatro pisos, siendo el más espectacular el último que da al exterior.
La subida es a través de escaleras medievales que te hacen sentir dama del castillo. Arriba te rindes a las bonitas vistas que se divisan del valle de Lemos.
Al lado de la Torre se encuentra el Palacio Condal y el Monasterio de San Vicente. Todo este conjunto se ha reconvertido en un hotel de la cadena Paradores.