dissabte, 15 de febrer del 2020

UN DÍA EN BARCELONA. LA VILA DE GRÀCIA







Si le preguntan a Jubileta de dónde es, siempre contesta con mucho orgullo: "Soc del barri de Gràcia de Barcelona", y lo dice sin pensar que hace muchísimos años que ya no vive allí.

Nació en una de sus calles emblemáticas, Torrent de les Flors, y vivió toda su juventud en una plaza que ha cambiado varias veces de nombre según el régimen político de los que gobernaban: plaza de Isabel II, plaza del Mercado, plaza de la Unificación y actualmente plaça de la Revolució de 1868.



Plaça de la Revolució de 1868

   
Cuando visita Barcelona, el cordón umbilical que aún no se ha roto del todo, tira de ella y siempre busca la línea de metro verde, L3, dirección Trinitat Nova. Baja en la estación de Fontana y, al salir a la calle Asturias, ya siente ese aire especial que desprende su barrio.

Durante su juventud, el barrio no tenía esta identidad actual que se ha ido construyendo con el paso de los años a base de reivindicarse en ocasiones o de reinventarse en otras.
Había sido un pueblo independiente hasta finales del siglo XIX, con un vecindario de gente trabajadora, con personalidad propia, que pasaban el día a día luchando por salir adelante.


Antiguo Bar Canigó


Luego vino una época de bohemia por los años 60 y 70, pero su comunidad se mantuvo pequeña y cerrada como si pudiera auto-abastecerse y vivir por sí sola.

Esta independencia todavía se siente actualmente en sus calles estrechas, en las pequeñas plazas sin muchos atractivos y pocos monumentos, ni cosas notables que puedan ver los turistas que cada día invaden Barcelona. Pero se siente la vida y el verdadero espíritu de barrio. Este espíritu, mezcla de lugar cosmopolita y encanto mediterráneo, este espíritu con sabor propio hace que Gràcia sea un lugar perfecto para vivir.


Plaça de la Vila de Gràcia



Actualmente se han trasladado a vivir al barrio artistas y bohemios que conviven con vecinos de toda la vida de costumbres muy tradicionales. Creo que el encanto de Gràcia radica precisamente en eso.

Hay vida todos los días de la semana y en todo momento. Puedes encontrar tiendas diferentes, con diseños vanguardistas de nuevos creadores, tiendas de ropa de segunda mano, marcas exclusivas y todo con un toque de barrio muy lejos de estas grandes cadenas que buscan el turismo de masas.



Plaça de la Virreina

     
Gràcia es para viajeros que quieren recorrer despacio sus calles, que entran en viejas librerías, fotografían con afecto rincones típicos, antiguos bares y buenísimos restaurantes de comida fusión y alternativa.
También tiene unos mercados animados, auténticos, que hace las delicias de la gente del barrio que no necesita de los grandes cadenas de supermercados.


Carrer Torrijos


Gràcia está poblada de pequeñas tiendas que por suerte no han cerrado absorbidas por grandes superficies. Y la gente es feliz comprando en la carnicería, en la quesería, en al horno, en la tienda de toda la vida.


Carrer Verdi, arteria principal del barri


Una de las calles principales es la calle Verdi, es el alma mater del barrio, una de sus arterias principales. Pasear tranquilamente por esta larga calle que desemboca en plaza de la Revolución es entender la ciudad condal auténtica.


Rètol de la antigua Escuela Municipal de la calle Congost, donde estudió Jubileta


Es muy agradable también salir por la noche a tomar unas copas a la plaza del Sol, la plaza San Juan, la plaza Revolución o la calle Verdi.
Y, será en agosto, cuando lleguen unos días donde Gràcia vivirá su Fiesta Grande, cuando todos los vecinos, todos a una, se pondrán a decorar los diferentes tramos de muchas calles con una ingenio y riqueza sin precedentes.


El número 1 de la Plaça Revolució

Esta entrada de mi blog va dedicada a todas las personas que quiero y que viven en el Barrio de Gràcia : mis hijos Xavi y Diana, mi nieta Júlia, mis sobrinas y también a mis hermanos con los que viví momentos tan felices durante mi juventud.

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