dilluns, 31 de maig del 2021

DESCUBRIENDO LA ALSACIA 1. COLMAR, PRIMERA PARTE DEL VIAJE

 



Ni tres, ni cuatro, ni cinco, ni seis, ni una semana..., nosotros disponíamos de mucho tiempo para descubrir pasito a pasito, kilómetro a kilómetro, esta región francesa que aún no conocíamos. 

Esta vez no había leído casi nada de lo que íbamos a encontrar, ni había preparado los lugares importantes que había que ver. Seguiríamos el “laissez-vous aller” francés, las imágenes fotográficas vistas por las redes y el aroma de los vinos alsacianos. 

Mi libreta viajera estaba vacía, pero dispuesta a llenarse al completo. 



La mejor época para ir es, en mi opinión, los meses de junio y setiembre porque los colores son increíbles y, ni frío, ni calor, ni gente, te impiden hacer bonitos paseos y puedes comer en terrazas al aire libre

Dicen que el período navideño no se debería perder, pero ojo que hay mucha gente porque los mercados navideños de Alsacia atraen a turistas de todo el mundo. 





Nuestra ruta en furgoneta por la Alsacia francesa tuvo como campamentos base: Colmar y Estrasburgo, desde allí hicimos excursiones. Al regreso a Barcelona, pernoctamos en Beaune, cerca de Dijon, porque quisimos ver el tema de la mostaza «in situ» 




Colmar, capital de los vinos alsacianos 



Colmar un lugar que esperábamos visitar con impaciencia. 

Desde Barcelona en coche, 1050 km o 1h15 de vuelo desde Barcelona a Basilea/Mulhouse y alquiler de coche. 

La mayoría de viajeros la visitan en un día y luego, en un segundo día, dan un paseo por la Ruta del Vino porque Colmar está en una ubicación ideal. 

Colmar es una ciudad, pero cuando llegas a su centro histórico parece un pueblo más de Alsacia





Visita al centro histórico 


Desde los primeros minutos, el encanto funciona; todo el centro tiene la apariencia de los cuentos antiguos de hadas: casas de entramado de madera, callejones que llevan los nombres de oficios antiguos, letreros decorados con pinturas entrañables, huellas germánicas en muchos edificios y todas las ventanas decoradas con geranios y otras bonitas flores (la ventaja de venir en según que mes). Todo este encanto hace que uno se sienta dentro de un cuento de Grimm. 


Comenzamos nuestro paseo por el centro histórico desde la Place des Unterlinden después de recoger un plano en la oficina de turismo. 


Copio los puntos importantes que señala el plano: 


Eglise des Dominicains 


Place de la Cathédrale 


Collégiale Saint-Martin 


Corps de Garde 


Place de l'Ancienne Douane 


Marché couvert 


La Petite Venise 


Rue de Marchands 


Maison des Têtes 

Al lado mismo encontramos la Place des Dominicains y su iglesia. Es una pequeña plaza alrededor de la cual ponen mercados al aire libre, en primavera y en Navidad. La Iglesia ocupa casi todo el espacio porque es un imponente edificio del siglo XIII y XIV en el que son famosas sus vidrieras. 


 la Collégiale Saint-Martin

 la Collégiale Saint-Martin

 la Collégiale Saint-Martin


Y de plaza a plaza, esta vez la Place de la Cathedrale, situada en el corazón de la ciudad. Breve parada frente a la Collégiale Saint-Martin, una de las iglesias góticas más importantes de todo Alsacia. 

El edificio es hermoso, pero la cercanía de las casas alrededor de la plaza impide tomar distancia para fotografiarla y admirarla. 

En el número 17 de la misma plaza está el edificio Corps de Garde (Casa de policia), es una casa de estilo renacentista que estuvo destinada a servir de ayuntamiento, luego albergó la caseta de vigilancia de la policia y ahora es un monumento protegido y admirado por los viajeros. 

Corps de Garde 

Corps de Garde 


Por fin llegamos a Rue des Marchands, calle principal, corazón del centro histórico y calle más famosa y fotogénica de la ciudad. Encuentras todo tipo de comercios instalados en esas casas tradicionales alsacianas que son hermosas de verdad. 


Rue des Marchands


Entre ellas destacan la Maison Pfister, una casa de estilo gótico catalogada como monumento histórico. famosa por su mirador de esquina de dos pisos y su torreta. 
 Maison Pfister

 Maison Pfister

 Maison Pfister


Más tarde el Weinhof, uno de los edificios más antiguos, localizado en un almacén medieval que perteneció a las monjas de un convento. 

Numerosas terrazas invitan a hacer una pausa para tomar un aperitivo. 

Luego nos dirigimos al bonito Marché couvert ya muy cercana la hora del almuerzo. Allí colores, olores y sabores nos hacen la boca agua. 

Nos faltaba un imprescindible como dicen muchos títulos de posts de los blogs de viajes: la Maison des Têtes. De nuevo un monumento histórico renacentista, (de 1609) que debe su nombre a las 105 pequeñas cabezas humanas que adornan sus ventanas. 



Un paseo en barca por La Petite Venise 



Se dice que Colmar es la “Venecia alsaciana”. Como suele ocurrir muchas veces, la comparación es exagerada. De todos modos el río Lauch le da un aire de lago sin precedentes a la ciudad. El tiempo acompañaba y decidimos dar un paseo en barca por el barrio de La Petite Venise. Fue una forma diferente, descansada y divertida de conocer este rincón de la ciudad. 


La Petite Venise

La Petite Venise

La Petite Venise



Las barcas tienen capacidad para diez personas y te llevan de paseo, mientras el barquero comenta sobre la historia de la ciudad. 

El inicio del viaje es en el puente Saint-Pierre y el paseo dura una media hora. 

Y al regresar hay que almorzar en uno de los restaurantes situados en una casa con entramado de madera. ¡Es genial! 







¿Qué más se puede hacer en Colmar? 



Visitar uno de los museos de la ciudad: Museo de Historia Natural, Museo del juguete (genial si vas con niños), Museo Bartholdi, Museo Unterlinden, Museo Hansi, Espacio de arte contemporáneo André Malraux. 


Buscar la Estatua de la Libertad en un parque de la ciudad. Esta escultura rinde homenaje a Auguste Bartholdi, el escultor que dio a luz a la Estatua de la Libertad de Nueva York. 


Admirar la iluminación nocturna durante todo el año, viernes y sábados. Mil cien puntos luminosos controlados por ordenador se distribuyen por la ciudad y permiten una iluminación cuando oscurece. Es espectacular porque cambia en intensidad y color. 


Hacer un poco de “shopping”. Varias tiendas de esta marca, Maison Alsacienne de Biscuiterie, ofrecen galletas cada vez que pasas delante de una. Están ubicadas en Colmar y en toda la Alsacia. Las encontraréis en muchas esquinas y en cada pueblo turístico. Lo que llama la atención son las cajas de latón donde ponen las galletas, imposible no enamorarte de ellas, son un precioso recuerdo. 


Probar el vino alsaciano acompañando una comida alsaciana (chucrut, creps, coq au riesling, flammkuchen) en un wistub o taberna. ¡la primera felicidad de la ciudad está en el plato! 


Lo mejor que podéis hacer en Colmar es perderos por sus calles 




Escapadas desde Colmar :



La Ruta del Vino


Subir al Monte Santé Odile








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