divendres, 4 de juny del 2021

DESCUBRIENDO LA ALSACIA 3. CAMINO A STRASBURG



Madrugando para que la jornada cundiera, subimos al monte Sainte Odile que es la montaña mágica de la zona, con historia suculenta incluida, algo así como Montserrat o Fátima. 

Por los albores del siglo VII la tal Odile, hija de un duque muy malo, nació ciega y su padre mandó que la mataran. Parece que no cumplieron su orden y la niña creció, se hizo cristiana y se curó. Una leyenda como la de otras santas ejemplares. 


Lo cierto es que allí existe un cenobio -o lo que de él dejaron guerras e incendios-, que cuentan fundó la santa y también hay una fuente que, como es de suponer, dicen es muy eficaz para curar males de la vista. 



monte Sainte Odile



monte Sainte Odile



monte Sainte Odile


Más arriba, en Hagenau, nos entretuvimos con un par de iglesias sin mucha importancia porque nuestro objetivo era otro y está en las afueras: El Fuerte de defensa subterráneo de Simsehorf. de la línea Maginot. Este fuerte reconstruye tiempos de guerra que conviene olvidar, aunque no del todo para que funcione la memoria histórica.

La línea Maginot fue una muralla fortificada y de defensa construida porFrancia a lo largo de su frontera con Alemania e Utalia, después del fin de laPrimera Guerra Mundial. La línea Maginot comprende 108 fuertes principales a 15 km de distancia entre sí además de multitud de pequeños fortines. 

Por ir escasos de tiempo decidimos ir por la visita rápida, de unos 45 minutos, circulando en tren por el interior del fuerte, de galería en galería.



El Fuerte Maginot



La visita es muy recomendable para los interesados en el tema. A pesar que el tema no me gusta reconozco que fue interesante por su altísimo contenido histórico y militar. (Os dejo fotos)












SEGUIMOS RUTA
 


Si el tiempo del que disponéis antes de llegar a Strasburg os lo permite, se puede llegar hasta Wissembourg, en la frontera y ver ese trozo de la Alsacia norte, (nosotros no pudimos)


En Wissembourg tiene fama la iglesia de Saint-Pierre-et-Saint-Paul. Es la mayor iglesia gótica de Alsacia, después de la catedral de Strasbourg, y sus magníficas vidrieras dicen son únicas. Luego se puede dar un paseo romántico por las orillas floridas del río y descansar en algún salón de té. 


A lo largo de la ruta nos encontraríamos con lugares como Hoffen, Hunspach (con etiqueta de pueblos más bellos de Francia), y Seebach. Estos pueblos han conservado el aspecto típicamente alsaciano de casas con entramado de madera, pero blancas, no de colores como las que habíamos visto todo este tiempo. 


Me hubiese gustado alojarnos en una casa rural de esas que ofrecen todo en sentido original, pero la reserva en un hotel de Strasburg nos esperaba.




STRASBURG, PINCELADA HISTÓRICA 


Strasburg es la capital de Alsacia y de Europa. Hay que tener en cuenta un pequeño detalle histórico para entenderlo: En 1949, cuando acabó la guerra, se la escogió como capital regional y como sede del Consejo de Europa.


Su nombre: straten-burgum, ciudad de los caminos, no engaña porque esos caminos una vez traían paz y otras guerra.

Buscando información encontré que fue urbe muy importante en la Argentoratum romana y que quedó libre del Sacro Imperio Romano-Germánico. Que Erasmo la visitaba y Guttenberg inventó la imprenta allí (aunque los alemanes digan que fue en Maguncia).Acogió bien las ideas de la Reforma y fue plaza protestante hasta que el Rey Sol la metió en la Francia católica. En 1792 se cantó allí por primera vez La Marsellesa... 


Con todo esto no es de extrañar que los padres de Europa la convirtieran en un símbolo de concordia.


Lo que sucede es que la constante referencia por ser una de las tres sedes del Parlamento Europeo (Bruselas y Luxemburgo son las otras dos) y acoger el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de los derechos Humanos, hace que parezca de lejos una ciudad aburrida y llena de funcionarios que van y vienen. 







DE PASEO POR EL CENTRO HISTÓRICO


Los viajeros cuando llegan encuentran una ciudad hermosa, acogedora y brillante, más allá de esos funcionarios, sus despachos y sus idas y venidas en avión.


En la llamada Grande Ille encontramos el centro histórico; se trata de una isla en el río Ill.

Sus poco más de 250.000 habitantes están orgullosos que su centro histórico sea Patrimonio Mundial de la Unesco y esté presidido por la imponente Catedral de Notre Dame.

Catedral de Notre Dame

Catedral de Notre Dame


Esta catedral es una preciosa obra maestra del gótico; toda de piedra arenisca rosa que da ese original color a las fachadas.



Catedral de Notre Dame


La aguja tiene 142 metros de altura y fue hasta el siglo XIX, el edificio más alto de toda la cristiandad. Imposible fotografiarla si no llevas un gran angular. Si se sube hasta la plataforma situada a 66 metros se pueden ver todos los tejados de la ciudad.


Catedral de Notre Dame


En la misma plaza de la catedral, en una de sus esquinas, encontramos la Casa Kammerzell, una preciosidad del siglo XV. Es un edificio medieval de madera y de estilo gótico que en la antigüedad fue el hogar de muchas familias. 

Me hubiese gustado visitarla por dentro, pero actualmente acoge un hotel- restaurante de lujo, “comida cara para estudiantes”.


                                        La Casa Kammerzell


Si se quiere visitar el Museo de Bellas Artes, el Museo Arqueológico o el Museo de Artes decorativas hay que entrar en el Palacio Rohan, antigua residencia episcopal, que también está en la plaza. 




Muy cerca está el embarcadero dicho del Palacio Rohan que da acceso a una de los barcos que hacen la ruta turística por el río. El día era bueno y pensamos aprovecharlo para sacar fotografías y descansar un poco de andar. 

Navegar por los canales en uno de los barcos turísticos es una forma especial y distinta de ver la belleza de esta ciudad. De ese modo se aprecia el atractivo de los numerosos puentes, los edificios enteros, el barrio del Parlamento Europeo, el Universitario, la Petite France..., y con las explicaciones aprendes la manera de funcionar de las esclusas.







Ya en tierra, fue la ocasión de disfrutar de la gastronomía, especialmente del paté y catar sus vinos, muy populares en esta zona. 








DE PASEO POR LA PETITE FRANCE 

La Petite France es el barrio de toda la vida, el más antiguo, que va desde la Iglesia de Saint-Thomas hasta los Ponts Couverts. Era el barrio de los pescadores, molineros y curtidores. Hoy es un escaparate para los que lo visitan. No es un barrio bohemio porque, a mi gusto, está demasiado puesto. Vemos anticuarios, artesanos, restaurantes y patios con terrazas interiores... Sí que es muy pintoresco, pero todo muy típico. 

Lo mejor, las casitas del siglo XVI y XVII de tejados inclinados, entramados de madera y muchísimo color. 

                                   Iglesia de Saint-Thomas 


Marcando la entrada al barrio se encuentran los Ponts Couverts que en el año 1228 eran parte de una fortificación formada por galerías cerradas. Estos puentes siguen conservando el nombre a pesar de la desaparición de su techo. Del complejo quedan las cuatro grandes torres que podemos ver en la actualidad.



                                             Ponts Couverts 

                                         Ponts Couverts 

                                          Ponts Couverts 


Muy cerca de los puentes está la Presa Vauban, una construcción de carácter defensivo muy bonita.

Esta esclusa fue construida en 1690 según los planos del ingeniero militar Vauban para impedir los ataques desde el río. 

En su interior ofrece de forma gratuita una exposición de esculturas y una terraza panorámica.


                                         Ponts Couverts 

Desde allí se tiene la mejor panorámica de los Ponts Couverts.



EL BARRIO EUROPEO (QUARTIER EUROPÉEN) 


Este Barrio Europeo es sede de las principales instituciones europeas, allí se agrupan todos los edificios. Aunque no es un lugar turístico al uso, sí es una visita recomendada aunque sólo sea por la importancia que tiene en nuestras vidas la Comunidad Europea. Los puntos más visitados son el Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y, por supuesto, el Parlamento Europeo.


Tomad la línea E del tranvía y bajaros en la parada Parlement Européen. 




                                          Barrio Europeo



                                            Barrio Europeo



                                          Barrio Europeo



                                              Barrio Europeo


Dejando atrás los edificios acristalados y vanguardistas, y a poca distancia, justo detrás del Consejo de Europa, encontramos el Parc de L'Orangerie.





                                          Parc de L'Orangerie.

Es un jardín público, el más antiguo de la ciudad y el preferido para disfrutar de paseos al aire libre. Construido en el siglo XVII, tiene unas vistas espectaculares, rutas marcadas para bicicletas y senderismo, un lago navegable en su centro, buena comida en un restaurante ubicado en una casa de madera, una mini-granja y hasta un pequeño zoo gratuito. 



Y DESPUÉS DE PLAZA EN PLAZA Y DE CALLE EN CALLE 


Estrasburgo es una ciudad para olvidarse del mapa y descubrir hasta el último rincón, al menos los más céntricos. 

Recorrimos la place Broglie, la place Kléber, la place de La República, la place Gutenberg y la place du Marché aux Cochons-de-lait. (Esta última pequeña, con mucho ambiente y músicos tocando en vivo). 






Nos despedimos de la ciudad en un winstub con mucho ambiente... y vino. Choucroute, baeckeoffe, tarta flameada, foie gras y spaetzle... 







Mañana sería otro día y la Selva Negra nos esperaba. 




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