dimecres, 3 d’abril del 2019

SEVILLA. BELLEZA Y ARTE JUNTO AL GUADALQUIVIR



Con sólo oír la palabra Sevilla ya se produce emoción porque sus monumentos, su gente, sus colores, sus barrios, sus tradiciones y su gastronomía, atrapan a los viajeros.
Leí en la Vanguardia que la conocida revista viajera Lonely Planet eligió el pasado año (2018),  la capital andaluza como mejor destino turístico mundial y eso la coloca como la más interesante para ser visitada y conocer todas sus riquezas históricas y artísticas, así como la revitalización de los últimos tiempos.
Hacía tantos años que no la visitábamos que decidimos volver y esta vez sin prisas, callejeándola con pies de “jubileta”. Como en muchas otras escapadas había una pequeña ilusión a cumplir, y esta vez era el pernoctar durante una semana en la Plaza de Doña Elvira, en pleno centro del barrio de Santa Cruz.
Me gusta Sevilla, pero es tan grande que para mí pierde un poco de encanto; está muy transitada, muchos coches, muchos turistas, muchas tiendas de souvenirs, edificios grandes, bodegas y bares abarrotados… y eso que he viajado en febrero y en días laborables…


Una pincelada de historia
El origen de Sevilla, como lugar habitable, tiene muchas versiones que se confunden entre la inventiva y la leyenda. A día de hoy no se sabe con seguridad cuáles fueron sus primeros tiempos. He leído varios artículos y he escuchado diferentes versiones y tienen posiciones distintas. Lo cierto es que Sevilla ha contemplado el paso de distintas civilizaciones: Tartessos, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos.
Se cree que los tartessos fueron los primeros.  Esta tesis es apoyada por los hallazgos arqueológicos que datarían del siglo VIII a c.
Otra etapa esplendorosa fue la romana. Tras vencer a los cartagineses que dominaban la ciudad (año 206 a.c.), con Escipión el africano, Roma llegó a Sevilla, convirtiendo a ésta en una gran urbe. En esta época la ciudad llevó el nombre de Hispalis.
En el año 426 Sevilla fue tomada por Gunderico, dirigente vándalo. Sucedieron en esta época varias invasiones que finalizaron con la llegada de los Visigodos. Leovigildo y posteriormente su hijo Recaredo reinarían como grandes reyes visigodos.
Luego, hacia el 712 de nuestra era, Muza conquistó Sevilla, comenzando así la época musulmana que se extendería a lo largo de cinco siglos. Los musulmanes denominaron Isbiliya a esta ciudad, de aquí deriva su nombre actual. Aunque dependiendo del Califato de Córdoba, Sevilla se convirtió en esta época la ciudad más importante de Al-Andalus.
 Y será en el transcurso del año 1248, después de 15 meses de asedio, cuando el rey Fernando III consiguió la rendición de los musulmanes de la ciudad. En poco tiempo se expulsa a la población musulmana y la zona es repartida entre los conquistadores. Se le da una nueva demarcación urbana en diferentes distritos, siempre alrededor de sus respectivas parroquias (muchas de ellas mezquitas reconvertidas). La mezquita mayor sería derribada para construir la catedral. El rey Fernando III el Santo se instala en la ciudad hasta su muerte. 
Tras el descubrimiento de América, Colón llega a los muelles de Sevilla, donde anuncia su gran proeza. En estos muelles se organizarán las distintas flotas que proseguirán con la exploración de las nuevas tierras. En el siglo XVI Sevilla era el principal puerto de comercio con Inglaterra, Italia y Flandes, constituyéndose el monopolio del enlace con América y fundándose la Casa de Contratación (Archivo de Indias). Por todo esto, Sevilla tuvo un importante crecimiento económico y demográfico que la convirtió en la ciudad más grande de España
Toda la opulencia que trajo el descubrimiento de América tuvo su fin con la crisis económica que afectó a toda Europa y el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz.
Comienza este siglo con la preparación de la Exposición Universal de 1929. A partir de aquí la ciudad comienza una remodelación de su infraestructura para modernizarla.



¿Qué ver cómo imprescindible?
Lo realmente imprescindible para una primera visita es la Catedral con la Giralda, el Real Alcázar, el Barrio de Santa Cruz, el Parque de María Luisa con la Plaza de España y la zona Centro. Quizá con cuatro días se tiene suficiente. Hay que decir que la capital de Andalucía puede recorrerse a pie porque todo lo que merece una visita se encuentra en zona intramuros. (Un poco más alejado está Triana, isla Cartuja y plaza España)
Para conocer con más profundidad la Catedral, la Giralda y los Reales Alcázares contratamos un  tour por internet porque siempre es más agradable que te lo cuente una persona enamorada de su ciudad que no leerlo en guías. Duró tres horas y media y no fue pesado porque estuvo repleto de leyendas, anécdotas divertidas y sin tener que hacer cola en ningún sitio. Todo lo que vimos puede resumirse en: ¡belleza, historia, pasión y grandiosidad!
A estos adjetivos hay que añadir otro que le sienta muy bien a esta ciudad y es inagotable, porque necesitas tiempo para conocerla y disfrutarla. Lo positivo es que es asequible y cómoda para caminar. Tuvimos ocasión de conocer lo imprescindible y también los barrios más famosos.

¿Quieres  ver imágenes?
Patio de Banderas

Hacia la Plaza del Triunfo

La Catedral

La Giralda

La Inmaculada de Murillo un tesoro en la Catedral

Campanas de la Giralda


La Catedral

Los Reales Alcázares

Los Reales Alcázares

Los Reales Alcázares

Baños de Doña María Padilla en el Alcázar


Otras entradas en este blog de lo que vimos en esta ocasión





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