dissabte, 26 de febrer del 2022

DESCUBRIENDO GUADALAJARA

 



Después de esos días tan intensos y laboriosos que han supuesto las labores en las viñas nos merecíamos unos días tranquilos en lugares cercanos y lejos de las aglomeraciones turísticas.

Necesitábamos unos días de desconexión, de turismo slow, sosegado, sin prisas.




¿Guadalajara?


No sé por qué siempre busco razones cuando le propongo a mi Jubileto un lugar para visitar.


Las razones de Jubileta:

  • No muy lejos de Teruel está Guadalajara.
  • Guadalajara es sencilla, poco conocida, muchas veces olvidada y sólo transitada de paso.
  • Hay que conocer más a fondo la Guadalajara más auténtica, más profunda y muy silenciada.
  • Era el momento y el lugar para una ruta perfecta de días tranquilos donde se pudiese mezclar cultura, gastronomía y naturaleza.
  • Guadalajara no está muy lejos de nuestro rincón turolense.








Rápida pincelada histórica


Su situación, a medio camino entre Madrid y Zaragoza, han hecho de ella casi siempre un «lugar de paso» por la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Dicen que la mayoría de sus habitantes nunca se han sentido manchegos sino que se han sentido parte de Castilla, y eso es algo que se nota cuando uno recorre la provincia. En estas tierras hay más iglesias románicas y castillos que molinos de viento.

La provincia de Guadalajara ha estado poblada desde hace larguísimos tiempos. Pero serán los celtíberos los que forman la gran civilización que ocupa las tierras inmediatamente antes de los romanos. Estos hombres se dedicaron fundamentalmente a la ganadería, al pastoreo y a la cría de caballos. Se distribuían en ciudades (oppida), aldeas (vici) y castillos (castella), pero todo en forma de pequeños y humildes núcleos.
Son muchos los lugares donde se han encontrado restos celtibéricos.


La conquista de Hispania por el Imperio Romano fue larga y conflictiva. La más señalada de las ciudades de la época romana en Guadalajara fué sin duda Segontia (Sigüenza). En el año 195 a. de C., cuando era asediada por el ejército romano, figuraba como un punto de almacén de provisiones, teniendo tras su conquista una estructura municipal, y erigiéndose, ya en el valle, como importante centro de comunicaciones entre el Jalón y la Meseta.

Luego vinieron los visigodos, aunque apenas hay restos de su cultura.


La ocupación árabe de la tierra de Guadalajara, aunque no fue excesivamente dilatada en el tiempo, sí dio lugar a la permanencia de interesantes huellas, tanto desde el punto de vista histórico como monumental.

Quizás la más importante aportación de los árabes a la historia de Guadalajara fue precisamente la creación de su capital: se piensa que la fundación de la ciudad, tal como hoy se encuentra situada, se debe al capitán bereber al-Faray, quien allá a mediados del siglo IX se destacó por su valor en campañas contra los cristianos, y aquí en Guadalajara fué designado como jefe de la zona ó marca fronteriza.


Guadalajara ha sufrido en varias ocasiones la condición de tierra fronteriza. Durante la reconquista, hizo de límite entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur durante bastante tiempo. Ello explica la abundancia de castillos y fortalezas defensivas en la región. El castillo de Molina de Aragón, de origen andalusí, es un buen ejemplo de ello.

Durante la guerra civil española, la región sirvió de frontera entre los bandos republicanos y nacionalistas. La Batalla de Guadalajara (1937), ganada por los republicanos, fue una contienda clave y probablemente hizo que el enfrentamiento se prolongase por dos años más.


La salida del conflicto a través del régimen autoritario y militar de Franco, y el hecho de que Guadalajara hubiera estado dentro del territorio republicano hasta el día antes de finalizar la contienda, le supuso a esta provincia un cierto abandono por parte de los sucesivos gobiernos franquistas.

Finalmente el fenómeno de la emigración de las zonas rurales hacia las áreas metropolitanas (Guadalajara capital, y sobre todo Madrid, y algo a Barcelona, Valencia y algunos países europeos) supuso un descenso drástico en la población rural, que vio desaparecer pueblos enteros y quedar reducidas a ancianos/as las poblaciones de muchos de ellos.




Rutas por Guadalajara


La provincia de Guadalajara está dividida en cuatro comarcas naturales bien diferenciadas : La Alcarria, la Campiña, Las Serranías y el Señorío de Molina.



Castillo de Jadraque


De ruta por la Alcarria


Cuando escuchamos comarca de la Alcarria, en Guadalajara, enseguida la asociamos a “ Viaje a la Alcarria”, una de las novelas del Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela. Y en torno a esta novela de viajes se ha creado un itinerario turístico y cultural que puedes encontrar allí. Esta ruta sigue los pasos del autor en su viaje por 22 pueblos de Guadalajara.
 Dicen los senderistas que es una de las mejores rutas por España, (no sé si será tanto).
Esta ruta reproduce el itinerario que el escritor Camilo José Cela hizo en 1946.
De aquel viaje de diez días por esta comarca salió su libro “Viaje a la Alcarria”.


Jadraque, Hita, Torija, Brihuega, Cifuentes, Trillo, Durón, Budia, Pareja, Sacedón, Anguix, Sayatón, Almonacid de Zorita, Albalate de Zorita, Zorita de los Canes, Mondéjar, Pastrana, Tendilla, Horche.





De ruta por la Arquitectura Negra


Es una ruta que pasa por un grupo de pequeños y sencillos pueblos que comparten la misma peculiar y rústica imagen arquitectónica. La principal característica de esta arquitectura son las superficies de pizarra negra que se utilizan de cubierta de tejados, en el suelo que pisas, en los muros de las casas, en las fuentes, en las iglesias... y que son extraídas del propio terreno de la zona. La piedra negra lo es todo en esta ruta.









Atienza



Castillo de Galve de Sorbe

De ruta por las Serranías


Las Serranías ocupan todo el noroeste de la provincia de Guadalajara, con una extensión cercana a los 3.000 kilómetros cuadrados. Está enclavada al sur del Sistema Central, dentro del Macizo de Ayllón, siendo igualmente la de mayor altura, superando varias cotas los 2.000 metros de altitud.

Una buena parte de esta comarca está ocupada por el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

Uno de los enclaves protegidos más importantes de este Parque es el Hayedo de Tejera Negra (1.641 Ha), declarado Zona de Especial Protección, que constituye uno de los grandes tesoros de la biodiversidad de Castilla-La Mancha.

Esta ruta es ilusionante para el viajero que desea conocer un rico patrimonio arquitectónico y artístico que disfrutará en poblaciones como Sigüenza y Atienza, dos núcleos con un marcado carácter monumental de un valor especial.


Sigüenza, Palazuelos, Imón, Atienza, Galve de Sorbe, Cantalojas, Hayedo de Tejera Negra.



Los pueblos subrayados los visitamos, los fotografiamos, los callejeamos paseando lentamente y conversamos con algunos de sus habitantes. Los considero pueblos con encanto y podéis mirar imágenes y leer anotaciones siguiendo los enlaces.





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