Oviedo podría caracterizarse como la ciudad del Arte Prerrománico por el importante legado que tiene, tanto en el centro urbano como en sus alrededores. Todo este legado está declarado Patrimonio de la UNESCO por su importancia histórica y cultural. Este prerrománico es la primera manifestación artística relevante vinculada a Asturias.
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Qué nos dice su pasado histórico ?
Unos textos sitúan la colina de Ovetao como lugar escogido por unos monjes para levantar un monasterio. Es en esta misma época que ese lugar se convertiría en el único foco de resistencia ante la invasión de los musulmanes.
Recuerdo que en la escuela se estudiaba la Batalla de Covadonga del año 722 como inicio de lo que se llamó la Reconquista de la Península. El héroe de esta hazaña, Don Pelayo, fue elegido líder de los astures. Estos hechos, mitad leyenda mitad realidad, llevarían a la consolidación del Reino Astur con Alfonso II que eligió Oviedo como capital. Esto hará que se construyan edificios religiosos y civiles para engrandecer la corte.
Posteriormente, al reinado de Ramiro I se le atribuyen las dos joyas del arte prerrománico asturiano : Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo situadas en el Monte Naranco muy cerca de la ciudad.
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Una excursión de mañana al Monte Naranco ?
Este monte cercano es el verdadero pulmón verde de Oviedo. Situado a tan sólo 4 km del centro podemos acercarnos en coche o a pie por una senda que sale de la estación de Renfe que en 2,8 km (desnivel unos 200m) nos lleva hasta el lugar. También se llega en transporte urbano, hay el autobús nº 3 que parte cada hora desde el Campo de San Francisco.
En lo alto del monte, junto a una estatua del Sagrado Corazón, hay una área recreativa con barbacoas y zona de juegos para niños. En la ladera encuentras merenderos, itinerarios para caminar a pie y en bicicleta; también algún mirador y mucha zona verde.
Nosotros subimos en nuestra furgo y al llegar a la cima contemplamos una impresionante vista de Oviedo.
Es en este entorno donde nos esperan la pareja de monumentos prerrománicos
Santa
María del Naranco
Desde el aparcamiento y la estación de bus parte un agradable sendero de un kilómetro más o menos, que lleva hasta Santa María.
Santa María es una edificación construida en el siglo IX y restaurada en 1929. Rectangular, con dos pisos abovedados y una cripta en el piso inferior que se comunica con dependencias destinadas a baños. La decoración es muy original, interesantísima por sus arcos y columnas con capiteles decorados con figuras humanas y animales fantásticos. Por todos lados aparecen las cruces que son emblema de la monarquía asturiana. Llama la atención una escalera que se abre en un lado mayor del edificio.
La eterna pregunta que se ha planteado desde siempre : ¿ fue palacio o iglesia ? Unos sostienen que en vida del rey Ramiro I ya pasó de palacio a iglesia; otros que en el IX ya se convirtió de palacio en iglesia trasladándose al ex-palacio el altar de San Miguel de Lillo. Entonces si era un edificio civil, ¿qué hacía allí un altar?
Actualmente se dice que no era un templo sino un recinto palatino en las afueras del reino.
San
Miguel de Lillo
Está situada muy cerca de la anterior, a unos cinco minutos andando, también prerrománica como su vecina. Fue iglesia real de la corte de Ramiro I. En realidad lo que queda son los restos de un conjunto desaparecido.
Nos llamó mucho la atención que la planta es excesivamente corta, la altura del edificio representa tres veces la anchura, casi con seguridad se derrumbó parte del templo y más tarde se añadió la cabecera románica. Es probable que tuviera tres naves separadas por arcos y cubiertas por bóveda de cañón.
La decoración es también muy variada (figuras humanas, elementos geométricos, animales y vegetales) Hay unas celosías falsas y las verdaderas están protegidas por un cristal para defenderse de la polución. Las fotografías enseñan más que muchas de las descripciones que pueda hacer.
Para
visitar ambos monumentos se ofrece guía en horario de 10.00 a las
13.00 y de las 15.00 a las 17.00. Lunes y domingo sólo mañanas.
San
Julián de los Prados.
Situado a la entrada de la ciudad, junto a la autovía A-66, encontramos el mayor templo del prerrománico español; o sea, arte asturiano de los tiempos de Alfonso II.
Dando un paseo desde el centro, nos acercamos hasta la plaza Santullano, donde está situado. La primera impresión que tuve al verlo fue como si un platillo volante, a través del túnel del tiempo, lo hubiese colocado allí en medio de la plaza ajardinada.
¿Qué
hace este templo tan antiguo rodeado de bloques de pisos y una
autovía moderna al lado y en un barrio tan nuevo?
Me pareció genial que esté allí como un guardián de la historia.
La guía nos comentó que esta iglesia formó parte de una villa palatina que se edificó en la primera mitad del siglo IX . El templo está formado por tres naves separadas por arcos de medio punto que descansan en gruesos pilares. Hay cubiertas planas de madera, celosías y restos de pinturas muy importantes. Es hermoso de verdad.
De regreso al centro de la ciudad buscamos la Fuente de Foncalada situada en una curva de la calle del mismo nombre.
Llegas, te asomas y ves un templete que se parece a una casita de muñecas de atractivas piedras impregnadas de musgo y de historia.
Para apreciar todo el frontal de este pequeño, pero importante monumento civil prerrománico, hay que bajar unas escaleras y ponerse mirando a la calle Foncalada.
Su construcción también se sitúa a finales del siglo IX y tenía como función recoger el nacimiento de un manantial que aún brota hoy en día en menor cantidad.
Muy
cercana queda la calle Gascona bautizada como el bulevar de la sidra.
El día salió hermoso y este pedazo de calle era un hervidero de
gente.