SEVILLA. BARRIO DE LA ALFALFA

Un miércoles de febrero muy soleado nuestros pasos  se dirigieron al barrio de La Alfalfa; pasaríamos el día callejeando por sus calles y plazas.

Siguiendo por la Avenida de la Constitución llegamos a la plaza San Francisco que nos habían dicho era uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad por toda la historia que trae. Fue escenario de torneos en la Edad Media, plaza de toros, escenario de autos de fe, lugar de ejecuciones públicas en tiempos de la inquisición y, actualmente, se instalan las gradas para ver los pasos de las procesiones en Semana Santa.

Ayuntamiento

La Plaza Nueva

A un lado se encuentra el Ayuntamiento una de las muestras más significativas de arquitectura plateresca. Si continúas rodeando este edificio pasas a la Plaza Nueva donde está la puerta principal del consistorio y la estatua ecuestre del rey San Fernando.

Nos encontramos, de pronto, caminando por la famosa y principal calle Sierpes que es lugar de paso para casi todos los sitios y centro comercial de la ciudad.  Bares y comercios coquetos te invitan a parar a cada paso.

Metropol Parasol, bautizado por los sevillanos como Las Setas

Buscamos el Metropol Parasol, bautizado por los sevillanos como Las Setas. Se trata de un vanguardista espacio, diseñado por Jürgen Mayer, que presume de ser la estructura de madera más grande del mundo. Situado en la plaza de la Encarnación tiene defensores y detractores. Las Setas se han convertido en lugar de reunión y quedada de muchas iniciativas ciudadanas. En la primera planta hay ubicado un mercado de abastos y también locales de restauración. En la parte baja, un Antiquarium con ruinas romanas y una casa islámica almohade, restos que quedaron al descubierto durante la construcción.

Para disfrutar de unas vistas inusuales de la ciudad, subimos a las pasarelas y miradores de la parte alta.

Bares, restaurantes y tiendas de todo tipo cuajan las calles por las que avanzamos. Y fue, después de una paradita para merendar churros con chocolate en el bar El Comercio de la calle de Puente y Pellón, cuando tuvimos la sorpresa más fantástica de todo el viaje: encontrarnos de frente con Amalia, una amiga onubense que había subido unas horas a Sevilla. Todo el cansancio por las andaduras diarias desapareció en el fuerte abrazo que nos dimos. Este entramado de calles los tendré siempre en mi memoria viajera.

Avanzamos por este barrio entre  comercios de trajes de gitana, trajes de novia, ropas de comunión, tiendas de abalorios y grandes escaparates de tejidos de colores. Con la mirada puesta en estos establecimientos llegamos a la coqueta plaza Jesús de la Pasión que los sevillanos conocen como plaza del Pan. Porque allí se vendía el pan traído de Alcalá de Guadaira. Fotografiamos tiendas tradicionales de antigüedades, platerías y de imágenes.

Desde aquí se llega a la entoldada Plaza del Salvador, famosa donde las haya. Es desde sus orígenes un espacio de sociabilidad, siendo foro en la época romana.

Iglesia del Salvador

Actualmente alrededor de ella muchas cervecerías baratas le siguen otorgando esta función social. Cada fin de semana un montón de gente  crece frente a estas cervecerías.  Y es que Sevilla se caracteriza por ser una ciudad a la que le gusta vivir tomando el sol al aire libre, siempre en compañía de amigos.

La plaza está dominada por la Iglesia del Salvador, el templo más grande de la ciudad después de la Catedral.

Es enorme, y a diferencia de otras iglesias andaluzas de blanca fachada, ésta está construida en ladrillo rojizo y piedra, en estilo plenamente barroco. Es del siglo XVII, pero antes había en este lugar una mezquita del siglo IX, de la que se conservan restos en el patio de los naranjos y la zona inferior de la torre de la calle Córdoba. En uno de los laterales se halla el retablo cerámico del Cristo del Amor (el más grande de Sevilla), que es un Cristo a tamaño real.

Y regresamos a nuestro hotel-boutique del Barrio de Santa Cruz, llenos de tradición, cultura, raíces y sentimiento. ¡Ah!, y con unas buenas raciones de jamón ibérico