dijous, 3 de novembre del 2022

Que ver en ÉVORA (por los caminos del Alentejo)


 


Siguiendo la ruta para conocer el Alentejo portugués llegamos a Évora situada a mitad de camino entre Lisboa y la Extremadura española, en lo que se llama Alentejo Medio. Esta localización hace que sea un punto de partida ideal para visitar esta zona.

Hay que tener muy en cuenta la rica historia de la ciudad para que no te sorprendas cuando veas todo lo que hay que ver en este lugar.


Un poquito de historia


Évora vivió una época de gran esplendor durante la antigüedad, sus orígenes se remontan a tiempos del Imperio Romano. Luego entró en decadencia durante la presencia de los visigodos.

Pero los musulmanes la reanimaron de nuevo. Con la Reconquista cristiana estuvo dominada por algunas dinastías portuguesas que también dejaron su huella. Pero su época álgida a nivel histórico fue en el siglo XV, al convertirse en la residencia de los Reyes de Portugal.

Actualmente es una ciudad donde la zona vieja está muy bien delimitada por sus murallas. Es una ciudad con un bonito conjunto de calles empedradas al estilo típico portugués que la mayoría de ellas son estrechas y puedes perderte un poco por sus recodos e ir descubriendo todo lo que te ofrece.


Acueducto de Agua de Plata



Salvo el Acueducto de Agua de Plata que después de 18 kilómetros entra en la ciudad por el noroeste, todos los monumentos importantes están intramuros.


Callejear por Évora


Para pasar estos días en Évora buscamos uno de esos alojamientos que tanto nos gustan. Así, aterrizamos en el Moov Hotel Évora, un hotel de estilo minimalista que ocupa una antigua plaza de toros del centro. Es práctico, moderno, sin florituras, con parking, buen desayuno y con todo lo que el viajero necesita. Se encuentra dentro de la muralla y sólo hay que caminar cinco minutos para ponerse en la Plaza do Giraldo. (Muy recomendable)

Al día siguiente de nuestra llegada madrugamos dispuestos a descubrir esta preciosa ciudad. Empezamos la visita desayunando en la Fábrica dos Pasteis en pleno centro histórico. Un buen café portugués y unos pasteis. 

Siempre que venimos a Portugal pienso que pocos países saben tratar el café como aquí. (Bueno, no me olvido de los expresos italianos)

Pasteis


Lugares que visitamos

Plaza do Giraldo

Plaza do Giraldo

Plaza do Giraldo

Plaza do Giraldo


Plaza Do Giraldo


Esta plaza es la imagen icónica del casco histórico y el lugar donde terminábamos cada tarde durante los días que estuvimos en Évora.

Es un lugar muy popular porque visitantes y lugareños ocupan los cafés y los restaurantes que tienen terrazas al aire libre para gozar de un ambiente relajante.

Allí está la Oficina de Turismo que facilita un plano muy bueno para recorrer la ciudad.



La plaza es un espacio porticado muy hermoso que está rodeado de edificios de arquitectura típica alentejana por tres de sus laterales.

El cuarto lo ocupa la Iglesia de Santo Antâo de arquitectura barroca y renacentista.

 Iglesia de Santo Antâo

Fuente de mármol con ocho caños



En el centro de la plaza encuentras una fuente de mármol que tiene ocho caños que representan las ocho calles que desembocan allí.

Eso que se dice que todos los caminos conducen a Roma, pues en Évora todos los caminos conducen hasta la Plaza do Giraldo.

Por cierto, el nombre de Giraldo viene de una figura legendaria de la época de la Reconquista que se llamaba Geraldo, “Sin Miedo”.







Camino a la Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Reloj Basílica de Nossa Senhora da Assunçao

Torre de la Basílica de Nossa Senhora da Assunçao


Basílica Sé de Nossa Senhora da Assunção


Seguimos caminando por una de las ocho calles que salen de la plaza do Giraldo y, de pronto, aparece la catedral medieval más grande del país; estamos en la parte más alta de la ciudad. Lo primero que te sorprende es la llamativa fachada de granito rosa.

Se la conoce como la Sé de Évora, pero su nombre es Basílica de Nossa Senhora da Assunçao. Gracias a los Caballeros Templarios fue construida entre el siglo XIII y el XIV sobre una antigua mezquita; es de estilo gótico con elementos románicos.

Una de las cosas curiosas que me llamó la atención de su interior fue la imagen de la Virgen María que se representa embarazada porque no hay muchas, creo recordar que ya habíamos visto una en Zamora.




Templo de Diana


Templo de Diana

Templo de Diana

Templo de Diana




Templo Romano de Diana


Muy cerca de la Catedral encontramos el Templo Romano que tiene una antigüedad de 2000 años y es la atracción turística más famosa de Évora. Este Templo se construyó en el punto más alto de la ciudad y se encuentra fácilmente subiendo la colina.

Se le conoce como Templo de Diana, pero no está clara la deidad que se veneraba en él porque dicen que fue construido para rendir homenaje al Emperador Romano Augusto.

Lo que sí nos hace ver este monumento es la importancia que tuvo Évora en época romana como municipium de la provincia de Lusitania.

No se puede entrar ni subir a él, pero sí rodearlo.

Frente al templo romano hay una hermosa explanada ajardinada, es el llamado Jardín de Diana.

Desde estos jardines se obtienen las mejores vistas de la ciudad.

Creo que el Templo iluminado fue la imagen más bonita que nos llevamos de recuerdo; ayudó mucho el llegar a la hora mágica que se encendieron las luces y más tarde, aparecía la luna llena.




Iglesia de San Francisco


Al día siguiente caminamos por otra de las ocho calles que parten de la plaza do Giraldo, la Rua da República buscando la Plaça 1 de Maio.

Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco

Iglesia de San Francisco



Desde allí se llega a la Iglesia de San Francisco, del siglo XV, aunque los primeros franciscanos habrían llegado en 1224 procedentes de Galicia y edificaron un primitivo convento con su iglesia gótica y un pequeño claustro.

El gran interés que tenían los reyes de Portugal en instalar su palacio en Évora, trajo como contrapartida la edificación de una iglesia sobre la primitiva antigua, y todo para conferirle la dignidad y belleza acorde al palacio real.



En el interior de la Iglesia se encuentra la atracción turística estrella de la ciudad: la Capela dos Ossos.



 






Capela dos Ossos


La Capela dos Ossos (la capilla de los Huesos), forrada enteramente con calaveras y huesos, fue una idea de los frailes franciscanos que vivían en el convento. La idea era transmitir el mensaje de la fragilidad de la vida humana.

Después de hacer unos minutos de cola para comprar la entrada (5 euros), atravesamos la puerta de acceso.

Allí ya se ve el mensaje: “Nosotros los huesos que estamos aquí, esperamos por los vuestros” (“Nós ossos que aqui estamos, pelos vossos esperamos”)

Las paredes de la Capilla y los ocho pilares que la forman están recubiertos con huesos y cráneos humanos, cuidadosamente colocados, unidos por cemento.

Dicen que hay cerca de 5000 calaveras humanas entre muchos huesos, provenientes de las sepulturas de la iglesia del convento y de otras iglesias y cementerios de Évora.

La verdad es que no me gustó mucho, pero parece que estar en Évora y no visitar esta capilla no tiene sentido.



Palacio de Don Manuel en el jardín Público


Al salir de visitar la Capela dos Ossos te encuentras un parque muy agradable para dar un paseo y con bancos donde sentarse y descansar de la visita anterior.

Allí está el Palacio de Don Manuel que fue el lugar de descanso de los reyes de Portugal durante muchos años. Me llamó mucho la atención los arcos que son de estilo mudéjar.


Torre de muralla


Murallas


Un par de murallas rodean todo el casco antiguo, la interior más antigua con origen en la época romana y la otra más exterior de origen medieval.

Estas murallas son de las pocas de Portugal que se conservan casi intactas.

Nos aconsejaron que si queríamos tener una percepción más real de todo el conjunto teníamos que recorrer a pie todo su perímetro. Si se va en coche hay que dejarlo en uno de los aparcamientos exteriores y después entrar por una de las puertas que dan acceso al centro histórico. Seguro que ese paseo es agradable, pero nosotros no lo hicimos.


Azulejos portugueses

Azulejos portugueses



Iglesia de San Juan Evangelista


La iglesia nos encantó. Su interior está completamente revestido de azulejos azules pintados a mano en el siglo XVIII. Esos azulejos los habíamos visto en otros lugares de Portugal, pero nunca un interior que te emborrache de azul de esa forma.




Después de ver los principales “monumentos de interés” de la ciudad, nos apetecía perdernos en uno de los mayores disfrutes que nos da Évora: simplemente pasear por ella.







Y nos perdimos por un puñado de bonitas callejuelas, estrechas y empinadas que no permiten ni el paso de un coche. Vimos casitas blancas decoradas con un marco amarillo alrededor de sus puertas y ventanas. Y, de vez en cuando, alguna plazoleta donde abundan tabernas donde mezclarse con lugareños.

 ¡¡ Esa es la salsa que nos gusta en los viajes !!


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