diumenge, 14 de gener del 2024

Camino fluvial de Llerona

 

 


Sin importar lo malo que nos ha pasado estos últimos meses, cada mañana le digo a la vida: “Aquí vamos otra vez”.

Hoy hemos recorrido un trocito del camino fluvial que va a Llerona junto al río Congost. Ha sido nuestra primera andadura después de casi dos meses de inactividad.

Ha sido una caminata tranquila y pausada, solo por estirar las piernas, notar el calor de nuestro amigo el sol y respirar aire exterior (no me atrevo a decir puro).





Paseando he recordado otro paseo a orilla de un río, hará un año y medio. Pero no era el río Congost, sino el río Duero. No estábamos en la salida de La Garriga, el lugar era en Soria. Era el Paseo fluvial de San Saturio.






En aquella ocasión recorrimos más de un kilómetro por el sendero que conduce a la ermita del patrón de la ciudad, San Saturio.

El camino soriano está bordeado por álamos y chopos que el poeta español Antonio Machado cantó magistralmente. Las cortezas de muchos de estos álamos están grabadas con los nombres de enamorados.



Esos chopos del río, que acompañan con el sonido de sus hojas secas el son del agua, cuando el viento sopla, tienen en sus cortezas grabadas iniciales que son nombres de enamorados, cifras que son fechas. ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas; álamos que seréis mañana liras del viento perfumado en primavera; álamos del amor cerca del agua que corre y pasa y sueña, álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva….

Antonio Machado, (fragmento de Campos de Castilla)

 





Ese paseo fue el mejor recuerdo que nos llevamos aquella vez.
Siempre pienso: ”que me quiten lo bailao”




Este paseo es el mejor recuerdo que este par de Jubiletos se llevan en el día de hoy.







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