dijous, 3 de novembre del 2022

RUTA POR EL ALTO ALENTEJO

 



Elvas - Vila Viçosa - Évora – Arraiolos – Estremoz – Castelo de Vide – Marvâo - Portalegre


La zona norte del Alentejo que hace frontera con las provincias españolas de Cáceres y Badajoz presume y con razón, de tener hermosas ciudades y pueblos medievales amurallados y con Castillos.

La recorrimos lentamente durante tres días y visitamos los puntos que llevaba anotados y que creo tienen más interés para los visitantes. Hay que decir que creo que es el viaje que más castillos medievales he fotografiado.

El primer contacto, el día de llegada, ya tuvimos la primera hermosa sorpresa: la ciudad de ELVAS, muy cerca de la frontera con Badajoz.


 ELVAS


 ELVAS


CASTILLO DE  ELVAS



 ELVAS


 ELVAS



Luego vendría VILA VIÇOSA y su marmol y la ciudad de ÉVORA, donde tuvimos un campamento base de tres días para visitarla tranquilamente y hacer alguna escapada a otros lugares muy cercanos.


VILA VIÇOSA


VILA VIÇOSA


VILA VIÇOSA



Desde ÉVORA nos acercamos a los encantadores pueblos de ARRAIOLOS, ESTREMOZ, CASTELO VIDE, MARVÂO y PORTOALEGRE, situados al norte, en el corazón del Parque Natural da Serra de Sâo Mamede.


Esta sierra me recuerda mis clases de Geografía en el Instituto:
Sierras Centrales Extremeñas: Sierra de Altamira, Guadalupe, Montánchez, San Pedro y Sâo Mamede ya en Portugal.


ARRAIOLOS


ARRAIOLOS


ARRAIOLOS


ARRAIOLOS


ARRAIOLOS


ARRAIOLOS


A 20 kms al norte de Évora hicimos la primera parada; fue en Arraiolos, localidad famosa porque lleva produciendo alfombras tejidas a mano desde el siglo XII. La elaboración artesana de esos tejidos típicos ha ido pasando de generación en generación.

El tema me “pone” y más cuando pude hablar con algunos artesanos que tenían unos locales encantadores. Por poner un ejemplo : los imanes de recuerdo son tan originales que hubiese comprado uno de cada clase.

No se si es porque fue de los primeros pueblos que visité, pero me gustó muchísimo: está muy bien cuidado, limpio, pero no puesto sólo para el turismo como otros que vimos luego.

Es un lugar con mucha vida cotidiana.

El paisaje de la región, típicamente alentejano, también es otro de los mayores bienes patrimoniales de Arraiolos. Subimos al Castillo y desde allí se ve un panorama extraordinario del conjunto de hermosas casas blancas y toda la naturaleza de alrededor.



ESTREMOZ


ESTREMOZ

ESTREMOZ


Estremoz, que fue la siguiente parada en ruta, es un pueblo rodeado por una antigua muralla, y dominada por la silueta de un gran castillo del siglo XII. Las calles y plazas de su centro medieval están ornamentadas por hileras de naranjos que dejan su perfume entre los pocos viajeros que lo visitamos.
La plaza principal es la de Rossio.

Era sábado y la gente llenaba el inmenso mercado que se monta en esa plaza, la del Rossio, a la sombra de la Catedral. Junto con el mercado de artesanos locales, hay paradas con muebles de antiguas casas y otros con sencillos aperos de labranza, y, por supuesto, porcelana, loza y azulejos portugueses.


Castelo de Vide


Castelo de Vide


Castelo de Vide


Castelo de Vide


Castelo de Vide

Castelo de Vide


CASTELO DE VIDE



Castelo de Vide es otro pueblo con encanto de Portugal. Cuentan que el nombre de esta población se debe a la enorme vid que había en la zona por la que se conocía como Terra de Vide. Al crecer la población pasó a de Vide y cuando ya tuvo la fortaleza a Castelo de Vide.

De nuevo un castillo rodeado por casas blancas que admiramos dentro el paisaje.

Otra sorpresa hermosa para el viajero! Otra vez, desde lo alto, el paisaje alentejano adquiriendo todo su esplendor ! Pequeñas aldeas se divisan en medio de los campos que se pierden en el horizonte.

El centro histórico no es que tenga muchos puntos de interés (más allá de su castillo y su judería), pero merece la pena dar un paseo por sus calles estrechas que delimitan el núcleo histórico de la judería.

Pedimos un plano en la Oficina de Turismo y el recorrido a pie empezó en la Plaza Don Pedro.

Nos contaron que la Judería de Castelo de Vide es uno de los ejemplos más interesantes de la presencia de los judíos en el país, remontándose al siglo XIII. Hace unos años se incluyó en un programa de recuperación de edificios para deleite de los que lo visitamos.



Marvão


Marvão


Marvão


Marvão


Marvão


Marvão


Marvão


Marvão


MARVÂO



Muy cerca de allí, a unos 20 km, entre Castelo de Vide y Portalegre, a pocos kilómetros de España, encontramos el tranquilo pueblo de Marvão, en el punto más alto de la Sierra de São Mamede.

Geográficamente, Marvão era un punto de defensa estratégico natural, marcado por laderas muy accidentadas a norte, sur y oeste, y con acceso a pie únicamente por el lado este, hacia el que ha crecido la población.

Marvâo tiene muchísimo encanto, tiene castillo, murallas y calles estrechas con casas típicas del Alentejo. Es un gustazo pasear por ese lugar y disfrutar de las vistas que se tienen de los alrededores; sobre todo desde arriba.

Hay iglesias muy coquetas: la de Santa María (convertida en museo), la de Sâo Tiago y la renacentista del XV, Del Espiritu Santo. Esta última en la Rua de Cima, una de las calles más bonitas de Marvâo.

No dejéis de pasear por la Rua de Cima, rua do Calvario, rua Doctor Matos Magalhães, praça do Pelourinho o rua do Castelo, aunque es muy difícil elegir las calles más bonitas, para nosotros son todas.



PORTALEGRE



Portalegre es la capital del Alto Alentejo y está situada en lo alto de una colina. Es famosa por su industria textil, que fue especialmente fuerte en los siglos XIX y XX, su festival de jazz (se celebra todos los años en febrero o marzo) y su festival internacional de teatro (también en marzo).

La visita a Portalegre fue más ligera, era tarde y queríamos cenar en Évora. Vimos sus calles típicas con suelos de retorcidos empedrados y laberínticos rincones. Algunos palacios nos sorprendieron, pero sin detenernos.

Tomamos un descanso en el emblemático Café Alentejano antes de entrar en el Antiguo Barrio Judio y pasar por el Ayuntamiento y la Catedral.

Hay una visita al Claustro del Convento de Santa Clara que quedó pendiente.







Y regresamos a Évora para alojarnos otra noche en una antigua plaza de toros convertida en un moderno y funcional hotel.

Habíamos recorrido un trozo de la zona más fortificada de nuestro país vecino, ese Portugal que siempre nos espera con caminos de tierra, perfume a romero y suculentos platos de bacalao.





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