diumenge, 16 de juliol del 2023

RUTA 2: El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar

 


En la parte más oriental de la provincia de Almería, al otro lado del Cabo, empieza la Sierra de Gata, un paraíso volcánico que se extiende hasta la localidad de Carboneras.


El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es un lugar muy singular en cuanto a paisaje y belleza. Un paisaje que ha formado bahías, calas y dunas hasta las que sólo es posible llegar a pie o por el mar. El Mediterráneo azul transparente las acaricia con sus cálidas aguas todo el año.

A pesar de la sequedad, estas tierras fueron pobladas por fenicios y romanos hace muchos años. Después estuvieron sometidas a las invasiones de los berberiscos. Por ello este Parque fue conocido hasta bien entrada la Edad Media como la costa de los piratas por esas incursiones marítimas que hacían los bereberes para coger leña, agua dulce y asaltar los pueblos del entorno.

A causa de estos ataques continuos que sufrían las aldeas costeras se edificaron las torres de vigilancia a lo largo de la costa para avisar y proteger de estas acometidas piratas.

Gracias a estas situaciones y a la desertización de la tierra, la Sierra de Gata llegó hasta hoy, virgen y salvaje.




RUTA POR EL PARQUE DEL CABO DE GATA


Carboneras – Agua Amarga (Al 5106) - Fernán Pérez – (Al 3106) - Los Albaricoques – El Cortijo del Fraile - Las Negras – (Al 4200) - Rodalquilar - (Al 4200) Mirador de Amatista - Isleta del Moro – (Al 3108) Pozo de los Frailes – San José – Playa de los Genoveses – Mónsul – Cabo de Gata – Faro de Cabo de Gata



Nuestra ruta comenzó en Carboneras.




Esta población es la puerta de entrada al Cabo de Gata por el norte. El nombre se lo dieron las instalaciones que tenía para hacer carbón. Esta actividad duró mientras quedaron árboles; luego con el paraje desforestado, los carboneros tuvieron que dedicarse a otros menesteres, como la pesca.

Playas de Carboneras

Playas de Carboneras


Actualmente Carboneras aún conserva todo el encanto de su pasado, tiene unas hermosas y tranquilas playas encerradas en calas un poco escondidas.

Es un núcleo turístico de primera y tiene todo lo que se pide a un municipio costero: playas con buenos servicios, un pequeño centro histórico, buena gastronomía y un paraje natural hermoso.

Recorriendo tranquilamente esta población, nos pareció muy luminosa y alegre. Y hasta con un cierto aire cosmopolita.

La calle Sorbes, que es la principal, tiene bares, restaurantes y comercios de todo tipo. Al final de ella está el Castillo de San Andrés, completamente restaurado. Y convertido en centro cultural.

Cerca del Castillo descansamos en el Parque Andaluz, unos jardines con un palmeral enorme y la Casa de la Música, una antigua casa señorial del siglo XIX. Era domingo y las risas de niños y niñas jugando en las gradas de un auditorio al aire libre invadían todo el espacio.

 Ayuntamiento

 La Casa de la Música



El Castillo de San Andrés

Hay una delicia gastronómica prácticamente exclusiva de Carboneras y sus alrededores: el galán, pues sólo se pesca en esta zona. Se trata de un pescado blanco parecido a los salmonetes, pero algo más aplastados.

Pasamos la noche en un hotel pequeño y familiar del paseo marítimo que nos gustó mucho por la amabilidad del personal y las buenas vistas desde la terraza de la habitación.

Al día siguiente, nada más dejar Carboneras, entraríamos en territorio del Parque Natural Cabo de Gata.

A unos cuatro kilómetros, por una carretera bien señalizada, está el Faro de Roldán sobre la mesa del mismo nombre. Hay que subir hasta la atalaya para contemplar las bonitas vistas.



Debajo del Faro descansa tranquila la Playa de los Muertos, un kilómetro de grava blanca rectilíneo. Dicen que a causa de las corrientes de agua que se unen en esta playa en los días de tempestad, muchos navegantes llegaban a la orilla más muertos que vivos.

 Playa de los Muertos

Para llegar a la playa hay que bajar siguiendo un camino empinado durante unos 15 minutos desde el aparcamiento.


Retomamos la ruta hacia Agua Amarga, una bonita aldea que aún aguanta el empuje turístico.

Paseando por las calles del pueblo vimos pintorescas casas, las típicas viviendas cúbicas encaladas al estilo de Almería.

Me llamó la atención la exuberante vegetación que asoma en terrazas y balcones y la cantidad de árboles cercanos a la playa. Tanto verdor me pareció extraño teniendo en cuenta las características climáticas de la zona.

Agua Amarga

Agua Amarga

Agua Amarga

En torno a la plaza la mirada también se me fue a algunas tiendas de moda y complementos de aire “muy chic”, "muy pijo".





Por la Al 5116, desviándonos hacia la izquierda, pasamos por Fernán Pérez y, desde allí por la Al 4200 hacia Rodalquilar.

 

Fernán Pérez es uno de los pocos pueblos de interior que sigue conservando el encanto rural de tiempos muy pasados; casas blancas, su iglesia y los habitantes que viven de la poca agricultura.

Camino de Rodalquilar nos planteamos desviarnos hacia Los Albaricoques, un pueblo que había sido escenario de los llamados “espaguetis western”. El lugar en si es muy pequeño, aunque tiene un bonito paisaje desértico muy adecuado para rodar películas del western. Saqué mucha información de:


 Los Albaricoques

 Los Albaricoques

Jubileta en  Los Albaricoques

El Cortijo del Fraile


Desde Los Albaricoques por una pista de tierra se llega hasta El Cortijo del Fraile, un monumento histórico porque en él se sucedió la historia que inspiró al poeta Federico García Lorca a escribir su célebre obra “Bodas de Sangre”. En este lugar se habían rodado más de 10 películas.

En este tramo de la ruta vemos campos yermos; sólo, de vez en cuando, unos bancales con algunos olivos que van resistiendo la sequedad y el viento de levante. También unos pocos algarrobos que dan un color verde al desolado paisaje.


Llegamos a Rodalquilar, para visitar el antiguo poblado minero construido para acoger a los trabajadores que trabajaban en las minas. Es su reclamo turístico.

He leído que los íberos fueron los primeros en extraer esos metales preciosos que luego continuó durante el dominio romano y, en el siglo XVIII, las minas fueron explotadas por una compañía inglesa. Por eso muchos de los rótulos de las calles están en distintos idiomas.

En 1941 las minas fueron nacionalizadas por el estado.

No paseamos por las calles vacías del antiguo poblado minero, ni escuchamos el silencio que dicen se percibe en los depósitos abandonados, había que extremar la precaución porque las condiciones de seguridad no nos parecieron buenas y daba la sensación de mucho abandono.

Al salir por la Al 4200, ¡sorpresa!, encontramos un balcón con bonitas vistas al mar, el Mirador de Amatista. Desde este mirador se puede ver parte de la sierra de Cabo de Gata adentrándose en el mar, unas pequeñas calas, el pueblo de la Isleta del Moro y, a lo lejos, la montaña más alta del parque (500m), el Pico de los Frailes.


Mirador de Amatista

Jubileto en el Mirador de Amatista

Mirador de Amatista



A unos cinco kilómetros siguiendo la línea de la costa ya estamos cerca de la Isleta del Moro, una encantadora aldea de pescadores muy acogedora. Desde la carretera, en lo alto de la pendiente que lleva al pueblo, tuvimos el más hermoso de los paisajes: un palmeral a la entrada, la aldea acurrucada junto a la playa, grandes peñascos y el mar de un azul cristalino, metálico.


El nombre de este lugar viene del hecho de haber servido como fondeadero para un terrible pirata berberisco, pero nos dimos cuenta que en muchos lugares ya sólo ponen La Isleta. Pensé que es para no herir sensibilidades.

Este sí es un buen lugar para probar el pescado fresco del día que llega al diminuto puerto. Estos ricos productos del mar son capturados de noche y las barquitas posan coquetas en la arena durante el día.

Isleta del Moro

Isleta del Moro

Isleta del Moro

Isleta del Moro


Probé el arroz caldoso con pulpo y una ensalada de tomates de Almería. Muy bueno todo.


Cuando se miran imágenes de lugares del Cabo de Gata siempre aparece una de la famosa noria que hay junto al camino y que es ejemplo de los sistemas hidráulicos que existieron en el Parque.

La encontramos en el centro de un pequeño pueblo, El Pozo de los Frailes, rodeada por un muro circular. Hacemos la foto-souvenir y ¡a camino!

El Pozo de los Frailes



De nuevo en la costa, al sur del Pozo encontramos San José, pueblo principal de la zona sur del Cabo de Gata.


San José es un lugar que aumenta mucho su población en verano, pero, a pesar de eso, sigue siendo un pueblo sosegado, con construcciones bajas de paredes blancas que siguen la ley urbanística del interior del Parque Natural.

Muchas de las casas están construidas sobre los pequeños acantilados que se asoman al mar, mientras otras están edificadas en las colinas y ofrecen una espectacular vista de la bahía de San José.


San José

San José

San José



Habíamos decidido pasar toda una jornada y pernoctar en uno de esos hotelitos con encanto que tanto nos gustan.

Seguimos consejos gastronómicos muy acertados, por cierto, del blog:



Partiendo de la plaza del pueblo que tiene mucha vida que le dan las terrazas de bares y restaurantes y alguna tienda, se llega al pequeño paseo Marítimo. Hay parque infantil y es una alegría ver la cantidad de niños y niñas que lo disfrutan. Lo que yo también disfruté fue parar y mirar los collares, pendientes y objetos decorativos que se venden en puestos de artesanía.

En el mismo núcleo urbano hay varias playas, la mayor es la playa de San José; luego hay otras playas más pequeñas a lo largo de la línea de costa del pueblo, como la Calilla de San José.



Pero sin lugar a dudas las dos playas con más atractivo de San José son la Playa de los Genoveses y la Playa de Mónsul, impresionantes playas vírgenes de dunas de arena fina donde se han rodado películas como Indiana Jones y la Última Cruzada y La historia interminable (Mónsul) y Lawrence de Arabia (Genoveses) Son playas hermosas que atraen a muchos visitantes y por eso el acceso a ellas está restringido. Toda la información la tenemos aquí;







Llegamos a la última etapa de nuestra ruta alcanzando la punta más meridional del Parque. En esos momentos notamos la misma sensación que sentimos hace años cuando terminamos el Camino de Santiago en Fisterra también frente a un Faro.

Encaramado en lo alto de un acantilado el Faro de Cabo de Gata ha sido durante más de 150 años el guardián de los barcos que navegaban por una zona conocida por sus numerosos naufragios.

 Faro de Cabo de Gata 

 Faro de Cabo de Gata 



Junto al faro se encuentra el Arrecife de las Sirenas con su mirador desde donde se tiene la ocasión de contemplar las antiguas chimeneas volcánicas que sobresalen del agua. Al parecer ese lugar fue refugio de una colonia de focas monje antes que desaparecieran de este tramo de costa a mediados del siglo XX. Esta imagen de piedras fantasmagóricas sorprende por su belleza.

Arrecife de las Sirenas

Arrecife de las Sirenas

Arrecife de las Sirenas

 

No sabía si mis piernas aguantarían, pero la ocasión lo merecía… y me acerqué. Es un lugar cargado de energía y el mar estaba amable,

Esta imagen os fascinaría como lo hizo con nosotros porque se convirtió en el mejor final de una hermosa ruta.


Terminamos la tarde sentados en el paseo marítimo de Cabo de Gata, una barriada que ya pertenece al término municipal de Almería.


Playa del paseo marítimo de Cabo de Gata

Torre vigía en el paseo marítimo de Cabo de Gata

Paseo marítimo de Cabo de Gata


POTSER ET POT INTERESAR